¿Cuántas formas existen de declarar un amor? Efectivamente infinitas, pero certeras pocas. La música es una de las maneras más acertadas de hacerlo y el nuevo disco de Carlos Rivera titulado «Sincerándome» es una de ellas.
En él interviene la voz llena de ternura del artista, los arreglos épicos con sabor a clásico de la historia musical y una letra certera sin doble lectura.
Comienza curando sus propias heridas en «Sincerándome«, marcando una línea continuista para llenar de vida el resto de los temas. Sin amarse a uno mismo no se puede construir el amor hacia el prójimo, es el leiv motive de este sencillo.
Entre los vuelos elegantes de «Un viaje a todas partes» y «Digan lo que digan«, se encuentra «La carta» donde el mexicano se entrega en cuerpo y alma a una pedida de matrimonio. Sin duda, es la explicación ideal a cuando el corazón se desboca. Y tras la declaración llega la pasión en la poética «Empieza por mi boca».
Con el viento a su favor, muestra las dos vertientes de cruzar el mar para perseguir un sueño. Podemos ser testigos de su verdad en «Alguien me espera en Madrid» y «Siempre estaré ahí».
Tras proclamar el amor a los cuatro vientos hacia su tierra en «Te soñé«, le dedica a su madre «Eres tú«.
«Sincerándome» es la definición del amor con todas sus acepciones.