Crítica | Dragon Age: Absolution

Crítica | Dragon Age: Absolution

A la espera de una cuarta entrega en la famosa saga de videojuegos Dragon Age, los fans pueden estar más que contentos con la adaptación que Netflix ha creado, Dragon Age: Absolution.

El argumento es sencillo y digno de misión de videojuego: un grupo de guerreros (tres humanos, un enano, una elfa y una qunari) deben entrar a una fortaleza y robar un artefacto sagrado que, en manos erróneas, sería un peligro. En el transcurso de formar el grupo y llegar a la fortaleza no hay ni una distracción, y es que en una serie de seis capítulos de media hora aproximada cada uno, no hay tiempo que perder. Ese hecho influye en que debamos conocer a los personajes de forma muy veloz en un inicio, con poco tiempo para debatir sus aspectos, aunque por suerte se esfuerzan en intentar darles destellos únicos a cada uno, quizá para una futura temporada.

La serie está cargada de referencias a los videojuegos que hacen necesario o haber jugado a las entregas o tener al lado a una persona que haga de wiki y explique cada referencia, flashback o nombre extraño que aparezca. Aun así, es un gran entretenimiento para aquellos que no conozcan el mundo de BioWare, pero son fanáticos de la fantasía o el rol. 

La acción además es una constante en esta breve serie que no deja apenas descanso entre batalla y batalla. Las únicas pegas con Dragon Age: Absolution quizá giran en torno a la animación que no termina de ser tan pulida como otras series del género, por ejemplo Vox Machina de Amazon Prime Video. Todo el respeto del mundo hacia los animadores y artistas, pues seguramente el problema haya sido la falta de tiempo para crearla. Ya sabemos que pueden hacer varios años de dedicación a una serie: maravillas como Arcane. 

Pero, volviendo a Dragon Age: Absolution toca destacar un factor que es muy característico de la saga Dragon Age: los personajes y la facilidad con la que incluyen personajes LGBTQ+ sin miedo alguno, que es como tiene que ser. Lo maravilloso de la fantasía es ser quienes queramos ser, y sus protagonistas destacan por su personalidad y dinámicas entre ellos. Destacan además los villanos, con historias que aunque parezcan genéricas, incluyen matices únicos relacionados con todo el universo Dragon Age.

En definitiva, la serie se lleva el notable raspado debido a su brevedad en duración, pues todo ocurre demasiado rápido, y esa animación no tan pulida como nos hubiese gustado para la magnitud de la franquicia. La historia, los personajes, y la posibilidad de ver una continuación son los factores que le han subido la nota y de los que dependerá que Netflix mantenga su partida en esta adaptación.

Team Delirium

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