Si ha habido una serie que ha acaparado la atención de todos en estas primeras semanas del año ha sido Los Bridgerton de Netflix. Se ha posicionado con una gran rapidez en el top 10 de la plataforma y se ha convertido en la serie más vista de la historia de esta casa.
Es una trama para los amantes de lo romántico, pero también, hablando en términos coloquiales para todo aquel que disfruta con el revés de amoríos no correspondidos, relaciones un tanto dificultosas y un largo etcétera.



La etapa, los vestuarios o los paisajes en los que la trama se ubica, podrían ser los elementos principales para alimentar al típico y tópico cuento de hadas. Pero, el compacto va mucho más allá. En primer lugar, las mujeres protagonistas tienen un carácter fuerte y luchador, y su máxima es lograr su cometido en la vida, ya sea sentimental o profesioanl. Por otro, recrea el ambiente que sufría el sexo femenino durante la época. En ocasiones, eran tratadas como moneda de cambio o como objeto vapuleable por los varones de su familia o sus propios maridos.
Otro de los grandes atractivos de la serie, es sin duda, la banda sonora. Adapta grandes éxitos de la música actual como “Bad guy”, “In my blood” o “Thank u, next” a la música clásica. Considero que, de esta forma, muchos jóvenes pueden verse atraídos por esta etapa histórica.



De forma pasajera, pero notoria, nos relatan como era el calvario que tenían que pasar las personas homosexuales de la alta sociedad en aquella época. Una auténtica cárcel de barrotes firmes.
El final, es la traca de fin de fiestas que el espectador merece. Pero, también pienso que, demasiados frentes se quedan abiertos con el cometido de una segunda temporada.
Si lo tuyo es un buen salseo, seguro que te agradará.