• abril 19, 2024 1:37 am

(Crítica) Raya y el último dragón: El poder y sus peligros

“Raya y el último dragón” es la última creación de Disney, estrenada de forma simultánea en la plataforma digital de la compañía y en las salas de cine.

A nivel visual, es una auténtica joya. La estética danza entre el realismo y la semejanza con el mundo de los videojuegos. La grandeza de la pantalla, la convierte en mucho más majestuosa si cabe.

Recurre a un filtro ancestral para explicarnos los antecedentes del conflicto en cuestión. Es una forma esquemática y muy gráfica que sitúa rápidamente al espectador. Además, dota de un colorido muy especial a la imagen.

De los pocos fallos que puedo argumentar, es que, en algunos momentos, la trama me ha trasladado a Frozen 2. Las tribus protagonistas se encuentran en plena discordia. El lugar en el que habita una de ellas, parece una calcamonía del territorio Northuldra, protagonista de la aventura helada del film mencionado. Para colmo, la protagonista encuentra la resolución a sus dudas y problemas en un barco naufragado como Elsa y Anna. Querido Disney, con un pelín más de imaginación, os hubieseis ganado mi sobresaliente.

Como habitúan las películas de esta casa, cuentan con un personaje que ejerce de punto de fuga de tensión. En este caso, es Sisu, un personaje fresco y con un sentido del humor muy agradable. Suele utilizar ciertos guiños a costumbres o coletillas de nuestro mundo actual que siembran la carcajada.

Una vez más, aplaudo que el feminismo haya conseguido cambiar el estereotipo clásico de princesa Disney.

En primer lugar, toda una guerrera debe tener un look acorde para su día a día. En esta película, consiguen darles además, un toque misterioso a los personajes con las capas, sombreros y peinados.

Estas grandes mujeres, ocupan en su mayoría los puestos de poder en sus tribus. Algo que, a nivel global, aún estamos faltos.

Sus batallas, parecen fruto de una coreografía artística genialmente orquestada y elegante. Desprende belleza mires por donde lo mires.

Por supuesto, no hay que dejar a un lado que su propósito no es ni mucho menos “la eterna condena” de formar una familia. “Recuérdame que nunca tenga hijos”, es una de las frases de la protagonista. Demuestran que, las mujeres, somos mucho más que un matrimonio y un vientre donde gestar hijos.

La conclusión, también puede llevarse a nuestros días en lo que ha conflictos sociales se refiere. El ego, hay que silenciarlo para escuchar a los demás y luchando juntos, la recompensa puede ser mucho más grande de lo esperado. La avaricia puede romper el saco.

Cien por cien recomendada.

Laura Salas

Soy fan, luego existo

Por Laura Salas

Soy fan, luego existo

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