En Navidad el plan de mantita y Netflix apetece más que en cualquier otra época del año. Las comedias románticas caen como lluvia del cielo, y en muchas ocasiones siendo auténticas gotas de agua. Pero, en este año hemos podido disfrutar de un estreno diferenciador “Smiley”, protagonizada por Carlos Cuevas y Miki Esparbé.
La obra refleja la historia de dos hombres destinados a amarse, Álex y Bruno, tan contrarios como el agua y el aceite. Tras una equivocación telefónica, acaban conociéndose y marcando sus vidas. A su alrededor, brotan diversas historias de amor.
Se refleja un amor sufrido hasta los últimos minutos, donde una serie de catastróficas desdichas patrocinadas por el insufrible orgullo de los protagonistas. A pesar de ello, suma tensión a la trama, aunque he echado de menos un mayor desarrollo de la vida de ambos en tranquilidad.
El punto fuerte de la serie es reflejar diversos tipos de amor: algunos que pasan por momentos de auge y otros que no están en su mejor momento. Además hay hueco tanto para los jóvenes como para edades más avanzadas así como para la homosexualidad, el poliamor, la heterosexualidad o simplemente la amistad. ¡Chapó!