• septiembre 9, 2024 7:59 am

Hard Sci-fi, el género literario de “demasiada pasión por lo suyo”

El hard sci-fi, hard SF, ciencia ficción dura o ciencia ficción hard, aparte de ser el género literario con probablemente más variaciones en el nombre que te puedes encontrar, es uno de los estilos más maltratados en cuanto a su traducción y edición en este país. No es de extrañar que algo tan específico y de nicho como el HSF (yo también me invento abreviaturas, ya que se ha abierto la veda) no cuente con un índice de aprobación muy alto para que las editoriales se planteen embarcarse en ediciones que, las cosas como son, tampoco creo que sean sencillas.

Para quien no conozca este término que empezó a usarse ya a finales de los 50 para definir a un subgénero del sci-fi, es relativamente fácil de explicar. Más o menos todo el mundo sabe de qué va la ciencia ficción, y que, a diferencia de la fantasía, este género está basado en la plausibilidad de los elementos que la conforman, basándose sobre todo en la ciencia. La ciencia ficción debería compartir una cierta necesidad de explicación de sus elementos más irreales, no que sea en otros planetas o en el futuro. Al fin y al cabo, puedes hacer un western en el espacio simplemente cambiándole el aspecto físico a los vaqueros o dándoles pequeñas naves flotantes en lugar de caballos. Así que, partiendo de esa necesidad de explicación es de donde surgirá la ciencia ficción dura, ya que la intención no es otra que pararse en verdadero detalle a analizar y explicar los aspectos científicos para darle la mayor sensación de realismo posible. Este acercamiento a la realidad se consigue en base a la ciencia que conocemos actualmente, añadiendo componentes de ciencia especulativa con una carga de explicación enorme, para conseguir de esta manera que sea lo más plausible que se pueda alcanzar. Es por ello que el rigor científico es un eje central en el HSF y, por el contrario, si hablamos de su otro extremo, una buena carencia de rigor vendría a dar lo que se suele llamar ciencia ficción blanda o soft sci-fi en un alarde de creatividad sin precedentes.

Encontrarte con una persona verdaderamente fan y entendida del HSF es muy complicado en este país, principalmente porque casi que la única fiebre de edición de este género le dio a Ediciones B con su Colección Nova durante los 80 y 90; aunque sigue editando algunas cosillas interesantes del estilo, como Cita con Rama de Arthur Clarke (una reedición en este caso) este mismo año. Pero no se puede dejar de lado otra posibilidad para la falta de fans del género, y es el encerramiento de estos lectores en su género al intentar llevarlo al extremo, como una especie de guardianes de la moral de lo que es realmente hard y lo que no, y, en su visión, lo que realmente merece la pena leer y lo que no. En el inicio del siguiente vídeo del youtuber Generic Entertainment se puede ver claramente esta idea de guardianes del género con una sencilla parodia:

Pero, por supuesto, más dura o rigurosa científicamente no hacen a este género mejor o peor que el blando; a veces, de hecho, lo hacen más inaccesible porque los temas que trata son de poco interés para un sector mucho más grande, que quiere disfrutar de historias y no de explicaciones que, hay que reconocerlo, se pueden llegar a hacer muy pesadas. Aún así, curiosamente, uno podría esperar que cuando un ingeniero aerospacial que se viene arriba y escribe una novela en la que pone gráficos y movidas por el estilo, la lectura fuera densa; pero densa densa densa. Y, curiosamente, no tiene por qué. Este caso es, por ejemplo el de Robert L Foward con su libro Huevo de Dragón [Dragon’s Egg]; en el que hay un apéndice dedicado a explicar las naves de investigación y las características físicas del planetoide donde se desarrolla la mayoría de la historia y de la especie que lo habita.

Extractos de los diagramas del apéndice técnico de la novela Huevo de Dragón

En el HSF podemos encontrar novelas sesudas, con una investigación y una imaginación para crear de la nada teorías científicas increíbles, pero eso no tiene por qué ser necesariamente una demostración de novela aburrida. Mi acercamiento a la ciencia ficción dura empezó creyendo que iba a leer una especie de manual científico o sociológico de algún tipo con alguna historia como muy de fondo, pero menuda sorpresa al ver que las novelas realmente se leen bien y son muy disfrutables. Y es que, en contraposición, me he encontrado con escritos literarios fuera del sci-fi o del subgénero blando que no hay manera de digerirlos a pesar de tener una historia realmente sencilla y que están rodeados de una pátina de oscurantismo que parece diseñada solo para convertirlos en literatura elevada (aunque me cueste algún detractor por decirlo, sí, te estoy mirando a ti, La carretera de Cormac McCarthy).

Así que les recomiendo que, para este verano, empiecen a plantearse el coger un buen librito de HSF (de los que puedan encontrar en la oferta editorial española) rebuscando un poquito en TodoColección o IberLibro; y que puedan disfrutar de un subgénero que igual nunca se habían planteado tocar ni con un palo. Y no se preocupen, que ya iré dejando recomendaciones por las diferentes plataformas (Twitter, Instagram, TikTok) en las que está Delirium Nostri para que vayan entrando poco a poco y no se pierdan en este género.

Carlos Arbelo

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