Después de leer la novela que da origen a los vampiros, «Carmilla» de Sheridan Le Fanu, sentí que mi cuerpo no estaba del todo completo. Pese a lo asombrada que me dejó la historia, con un final amargo que, aunque injusto, es digno de la época (y no diré nada más), necesitaba saber más de Carmilla y Laura, sus protagonistas. Y lo encontré en esta historia de S.D. Simper, que resulta que también se obsesionó con la obra de Le Fanu y decidió hacer un retelling digno de ser el original que habría sido la historia de «Carmilla» de haberse dado en 2018 en lugar de 1872.
Aunque resulta algo difícil de encontrar si no es en Amazon(pero, por suerte, gratis en Kindle Unlimited y audiolibro disponible en Apple Books), merece la pena si sabéis inglés. Lamentablemente, la historia está únicamente en ese idioma, pero creedme que no muestra complicación alguna de interpretación, pues utiliza un inglés sencillo que no busca mayor retoque que el de la época. Aunque nunca viene de más tener un libro de sinónimos al lado, pues al igual que Le Fanu, Simper busca minuciosamente el mejor de los adjetivos para describir cada una de las escenas de forma tan maravillosa como lo habría hecho el autor de alargar su obra.
Vayamos al grano. La historia vuelve a Carmilla y Laura, pero amplía la original conocida. Simper le otorga un trasfondo más amplio a Carmilla y añade un motivo de peso a la relación entre ella y Laura, que acaba siendo lo más apasionado de la novela. Si la obra de Le Fanu ya ha sido catalogada de lésbica por las insinuaciones de los personajes y las descripciones de los actos de Carmilla sobre Laura, en esta obra las insinuaciones son lo de menos. Estamos ante el género romántico en su mayor esplendor gótico, pues la autora ha plasmado a la perfección los rasgos de la literatura de la época, pero dándole algo que tardó mucho más en llegar: lo erótico. Si el mundo hubiese sido otro, quizá Le Fanu se hubiese atrevido a mostrar más explícita la relación sexual entre Carmilla y Laura… O, por otra parte, quien sabe, quizá ahora se está arrancando los pelos pensando que la mayor parte del público las ha interpretado como lesbianas cuando él solo quería que fuesen buenas amigas. No sé. Pero lo que si creo es que estaría muy feliz de ver escrita su historia de esta manera tan viva.
Y es que vivo es un buen adjetivo para una novela de vampiros, porque hace que la historia actúe por sí misma y eso es lo que consigue S.D. Simper. Aunque a veces nos perdamos entre páginas cargadas de detalles, descripciones y momentos románticos que nos hacen desviar un poco del hilo (al igual que la novela original), estos también consiguen que nos enamoremos más aún de sus protagonistas, cuando por lo general el abuso de detalles solo consigue aburrir. La novela cuenta con momentos de más acción que recuerdan al lector que en toda buena obra de vampiros no existe únicamente la seducción, sino también la supervivencia. Es una mirada muy fresca a su original, que comparaciones aparte, gana mucho como novela individual. Aunque la complementa a la perfección, a mi parecer aumenta el atractivo de la obra de Le Fanu y la ensalza, cuando por lo general suele ser el original el que se mantiene erguido ante el retelling.
En definitiva, si lo que deseas es vivir una historia de amor, sangre y drama, esta es tu obra. Es el «Crepúsculo» de las lesbianas, pero con menos brillo y quizá las hormonas algo más controladas…O bueno, eso último quizá no.