Malú logra que la mente se desconecte por completo del sentimiento y que por un momento el tiempo se pare. Que olvides por completo que la vida existe fuera y que rías tanto como llores, sin saber por qué. Mientras, sientes que el corazón se te va a salir del pecho y que podrías hasta levitar de la emoción de cantar aquellas letras que te han visto crecer. Así fue el fin de gira de «A todo sí», una explosión absoluta del verbo sentir.
La noche empezó con la «Aprendiz» convertida en una maestra, que desnuda las canciones como el caso de «Como una flor», para seguirlas manteniendo inmunes al paso del tiempo. El desfile de invitados no tardó en empezar. Antonio Orozco protagonizó un momentazo con «Devuélveme la vida» y posteriormente Luis Fonsi demostró la belleza al unificar su voz con la de La Jefa en «Ahora tú». Vanesa Martín tampoco se perdió la gran cita para cantar «Ni Un Segundo». La complicidad tomó las riendas de las miradas y el público enloquecimos con ellas.
El público también tuvo su parte de culpa para hacer que el espectáculo no solo sucediera encima del escenario, sino también debajo. Equipados con pulseras iluminadas al son de la música, se creó una marea de globos rojos en «Vuelvo a verte». Sin duda, fue una bonita expresión de gratitud absoluta recíproca, entre el público y la cantante. «Blanco y negro», «El Apagón» y «A prueba de ti» fueron fuego para grabar en nuestra mente está noche de infarto.
A continuación, la raíz brotó y nos ató al suelo del escenario. Volamos hasta Andalucía con «Oye» junto a Israel Fernández, pero también nos emocionamos con la siempre potente «Todos los secretos».
La última colaboración de la noche fue Pablo López. Y yo, una humilde fan que se siente pequeña ante la inmensidad del Wizink Center, no pudo evitar llorar todo lo que ha sido como persona en estos años. Pues para mí, son como esos padres que te educan, en este caso, dentro de la música. Ellos, hace muchos años, me dieron una semilla llena de pasión que hoy ya es árbol inmenso. Jamás pensé que pudiera ver esta colaboración con mis propios ojos y anoche se me cumplió un sueño.
Con la pena de quien no puede retener el tiempo, «Invisible», «Quiero» o «Ausente» fueron la recta final. Yo me creí, por un momento, capaz de superar cualquier cosa o incluso de poder hacer magia. ¿Cuál hubiese sido mi hechizo? Pues, que de abrir tanto los brazos durante la celebración musical hubiese podido retener la noche en un abrazo, para poder beber de ella siempre que lo necesitase.
La próxima gira cambiará de nombre, pero Malú siempre permanecerá en mi corazón. Pues es la pasión que te hace sentir inmenso.
Gracias Malú por tu entrega, por ser tan pura y volver siempre a Tu Palacio. De Madrid se podrá alcanzar el cielo, pero siempre pasando por tus conciertos.

