Los grandes conciertos son aquellos que cuando intentas aterrizarlos del mundo de las nubes al papel, sientes que no tienes palabras para describirlo, que todo se te queda corto. Así fue Lola Índigo en el CCME, momento donde no solo innovó con los visuales, sino que también hizo que cada uno de nuestros sueños fueran más accesibles que nunca.
En mitad del aura de misterio que durante tanto tiempo le ha acompañado, el show comenzó con «El Tonto» para proseguir con «Sin Autotune». La grandiosidad de la sincronización entre la familia de bailarines, pronto comenzó a desencajar mandíbulas.
Posteriormente, aparecieron los andamios que tan felices nos han hecho durante la gira de estadios. Allí «La Santa» regresó a su lugar de nacimiento, el CCME.

Las sorpresas no tardaron en iluminar el escenario. «Discoteka» junto a María Becerra fue un sueño cumplido para muchos y «Yo tengo un novio» junto a La Zowi, el motivo perfecto para bailar como si las horas de festival no hubieran pasado.
A pesar de la adrenalina, Lola nos bajó a tierra para recordarnos que para lograr la excelencia, hace falta descansar. Por ello, aprovechó la ocasión para anunciar un parón en su carrera y por ello, poder regresar con más fuerza que nunca.
Tras hacer florecer la primavera con «Mil Cosas», la recta final llegó. «MOJA1TA», «Ya no quiero na» y «La Reina» fueron el recuerdo de que los momentos bellos son fugaces, pero inolvidables.
Una vez más, gracias Mimi.