• septiembre 9, 2024 7:46 am

5 obras de compositores clásicos LGTBIQ+

Alex Ross, uno de los más conocidos divulgadores de la música clásica del siglo XIX y XX, en su libro más vendido, El ruido eterno, escribía: «Los hombres homosexuales, que representan aproximadamente del 3 al 5 por ciento de la población general, han desempeñado un papel desproporcionadamente grande en la composición de los últimos cien años». Y es que, obviando el hecho de que Ross se centre en los hombres, cosa no tan extraña teniendo en cuenta que son quienes han eclipsado el mundo de la música clásica, toda la comunidad LGTBIQ+ ha tenido una enorme influencia tanto dentro como fuera de los teatros de ópera y las salas de concierto. La comunidad fue, de hecho, un elemento clave para la recuperación de la, a principios del siglo XXI, desaparecida Ópera de Nueva York, poe exponer un ejemplo de la comunidad fuera del ámbito artísticos pero consumidores de este.

Es por ello que traemos aquí 5 obras de compositores y compositoras clásicas que pertenecen al colectivo, saliendo de los más conocidos para el público general. Ya que, quien más quien menos, sabe que Tchaikovsky y Britten eran gays. Y aunque este último fue uno de los primeros del sector en salir del armario, hay muchas otras personas que no han sido tan reconocidas.

1. Gian Carlo Menotti (1911-2007)

Este compositor italo-estadounidense se dedicó principalmente a la composición en mi género preferido, la ópera, contando con casi 30. A pesar de su enorme calidad como compositor, fue eclipsado por su pareja, el también gran compositor Samuel Barber; para el que hizo el libreto de su ópera más famosa, Vanessa. Aún así, Menotti recibió consideración en vida, aunque se le haya olvidado algo a día de hoy, ya que su primera ópera larga, El cónsul, ganó el premio Pulitzer de Música en 1950. A pesar de que esta ópera siempre es altamente recomendable, la pieza que quiero recomendarles de él es probablemente una de sus más conocidas y divertidas: The Telephone or L’Amour à Trois. Esta ópera corta de 25 minutillos, con libreto en inglés, nos cuenta la historia de Ben, el cual se quiere declarar a su amiga Lucy, pero el tercero en discordia aquí es el teléfono; que no para de sonar continuamente y frustrando el plan de Ben.

Gian Carlo Menotti (izquierda) y Samuel Barber en el verano de 1936

2. Meredith Monk (1942-)

Tenemos ahora una compositora mucho más vanguardista, pero más conocida, especialmente por ser la compositora de El gran Lebowsky de los hermanos Coen y de dos películas de Jean-Luc Godard.

Su estilo está más centrado en los paisajes sonoros y el desarrollo de la música a través de procesos más espaciados y de desarrollo más lento, aunque sin llegar a ser aburridos en ningún momento. Monk tuvo una relación amorosa lésbica durante 22 años con la coreógrafa Mieke van Hoek hasta la muerte de esta en 2002; lo cual fue un golpe durísimo y que ha influido en Monk, quien nunca escondió su relación con ella.

Meredith Monk en 2013

Aunque es difícil quedarse con una obra de Monk para mí, creo que, a pesar de que Obsolete Objects es un ejemplo claro de todo lo que puede ofrecer el minimalismo; para entender de primeras el estilo de esta compositora hay que oír algunas de sus piezas vocales, que es cuando ella realmente resalta. Es por eso que la banda sonora de la película que ella misma dirigió me parece una excelente opción: Book of Days.

3. Wendy Carlos (1939-)

Probablemente la persona más conocida por el público mayoritario de esta lista. Aunque mucha gente haya oído sus trabajos, es bastante probable que no sepan que detrás de ellos se encuentra a una de las primeras mujeres trans del mundillo de la música clásica y, además, de la composición para películas. Wendy Carlos fue una de las colaboradoras en el diseño y creación del primer sintetizador modular que se comerció para el gran mercado, el Moog. En 1968 publica su primer disco Switched-On Bach, en el que adaptaba obras de J.S. Bach al sintetizador; y con el que consiguió un éxito increíble de inmediato.

Este logro, sin embargo, desató un lado realmente malo en su vida, y es que atraer tantas miradas en un momento en el que Wendy ya se encontraba en pleno proceso de transición no hizo sino aumentar su miedo al rechazo. Cuando por fin pudo enfrentarse al mundo sintiéndose realmente cómoda enfrentó su primer proyecto para el cine, La naranja mecánica. Y a partir de ahí creo la banda sonora de otros dos grandes clásicos, como son Tron o, también con Kubrick, El resplandor. Y, aunque ya lo habrán oído la gran mayoría, me parece interesante recomendar la banda sonora de El resplandor  habiendo hablado ahora de la vida de Carlos, en donde la compositora va creando una atmósfera malrollera, usando de tema principal sintetizado el motivo clásico de muerte en el cine, el Dies Irae.

Wendy Carlos con uno de sus tres gatos siameses en 2007

4. Henry Cowell (1897-1965)

Retrocedemos en el tiempo para hablar de uno de los compositores a los que, con muchísima seguridad, creo que se refería Alex Ross en la cita del principio de este artículo. Y es que la influencia de Henry Cowell en la música clásica de vanguardias en EE. UU. es innegable. Eclipsado en este caso por otro compositor, John Cage (también gay, por cierto), Cowell ha quedado un poco olvidado y no se le ha dado la relevancia que merece dentro del mundo musical.

No sólo fue profesor e influenció a Cage, el cual es uno de los más grandes, si no el mayor, representante de la música clásica contemporánea; sino que también desarrolló él técnicas nuevas para conseguir sacar nuevos sonidos diferentes al piano, un instrumento con enormes posibilidades pero al que no se le había explotado lo suficiente en cuento a sonoridades más allá de la percusión de las teclas. Además, creó la primera caja de ritmos de la historia, en colaboración con el creador del theremín, el ritmicón.

Henry Cowell tocando las cuerdas del piano

En 1936 se le detuvo por cargos de relaciones homosexuales con un chico de 17 años; y aunque Cowell no admitió esa relación, sí confesó durante su interrogatorio haber mantenido relaciones sexuales con otros amigos adultos. Debido al revuelo que montó la prensa, ya que ya era una figura conocida, el juez del caso quiso dar ejemplo y no sólo lo condenó por actos homosexuales, sino también por pederastia. Ese mismo año fue a una de las prisiones más duras del país, San Quintín, donde estuvo hasta 1940 con una condena reducida a menos de la mitad gracias a su buena conducta y colaborar en espectáculos musicales de la cárcel y donde compuso varias obras. Para conocer a Cowell lo mejor es acercarse a toda su música para piano, y en especial Aeolian Harp es una sus mejores piezas; reconozco que ser la primera pieza que aprendí para piano en donde se tocaba tanto las propias cuerdas del piano con las manos como el teclado, igual no me hacen muy imparcial.

5. Jennifer Higdon (1962-)

Si antes saltamos hacia atrás, ahora nos vamos más hacia adelante con una de las compositoras homosexuales más conocidas y galardonadas dentro de la música clásica. Y es que Hidgon ha ganado no sólo el premio Pulitzer de Música en 2010, sino que consiguió tres Grammys a la Mejor Composición Clásica Contemporánea en 2010, 2018 y 2020.

Hidgon es abiertamente homosexual y vive con su mujer Cheryl Lawson desde hace más de 40 años; además es activista por los derechos LGTBIQ+, y los movimientos del #MeToo y Black Lives Matters. En varias de las conferencias y clases que ha dado, siempre ha querido enseñar a la nueva generación de compositores que el arte y el activismo han sido dos actividades que han ido de la mano en muchísimas ocasiones y que los artistas tienen la responsabilidad de ayudar a los movimientos sociales aparte de expresarse.

Uno de sus últimos trabajos es la ópera Cold Mountain encargada por la Ópera de Santa Fe, la Ópera de Filadelfia y la Ópera de Minnesota en el 150 aniversario de la Guerra Civil Estadounidense. Esta ópera se sigue representando, cosa bastante inusual con las óperas de los últimos 20 años, las cuales todas se interpretan un par de veces y luego caen en el olvido. Y es que por algo Hidgon es, estadísticamente, una de las compositoras vivas más interpretadas del mundo.

La pieza que quiero recomendar es su Concerto para Orquesta, ya que, junto con Bartok, ha sido una de las poquísimas personas que ha sabido crear un concerto para orquesta en el que todos los instrumentos tengan la importancia equilibrada, dando realmente sentido al nombre de la pieza.

Jennifer Higdon con su mujer en 2022

Carlos Arbelo

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