La Gala 11 y semifinal de Operación Triunfo 2023 ha demostrado la realidad de la televisión y la música en 2024. Un mundo en el que el talento queda por debajo del reality y los concursantes son juzgados de distinto modo dependiendo de su género.
Los programas de competición y concursos siempre van atados a opiniones y preocupaciones de los equipos de producción. El problema surge cuando estas inquietudes acaban tiñendo la realización del programa. Un claro ejemplo de esto es RuPaul’s Drag Race, programa cuyas temporadas tienen recepciones variadas dependiendo de la cantidad de intervenciones o injusticias percibidas por el público. Por desgracia, Operación Triunfo ha caído dentro de estos esquemas. Su jurado, tradicionalmente justo y crítico, ha dejado mucho que desear durante esta temporada. Esta noche, no ha sido menos.
La velada comenzó con la interpretación grupal de “Aire” que animó el ambiente de la sala y, poco después, se dio paso a cuatro actuaciones brutalmente diferentes.
Martin fue el primero en actuar, con “Murder on the Dancefloor” de Sophie Ellis-Bextor. El movido tema fue acompañado por una alegre coreografía. A pesar de la actitud e interpretación de Martin, impresionante como siempre, la debilidad del artista vizcaíno fue su afinación. No me cabe duda de que al salir de la academia, Martin pasará a actuar en teatro, televisión e incluso cine, puesto que su versatilidad no tiene límites. Por desgracia, para mí durante la gala de anoche se quedó corto.
Inmediatamente después, el uruguayo Lucas interpretó “Mariposa Tecknicolor” de Fito Páez. El falsete que mostró durante la última gala fue el punto más fuerte de su actuación, con varios desafines probablemente nacidos de la intención puesta para interpretar el tema. A título personal considero que, a pesar de la emoción mostrada, Lucas no alcanzó lo que se espera de una Gala 11.
Las dos mujeres expuestas a eliminación, sin embargo, rompieron el escenario. Bea y su “Bette Davis Eyes” de Kim Carnes fueron especiales. Su voz y presencia sobre el escenario resultaron impecables, la empoderación y el carisma de la artista llegó a su culmen la semana pasada, pero la ejecución de esta semana no puede calificarse por debajo de un “impresionante”. El hecho de que no haya sido elegida para la final por parte del jurado ni por el profesorado, teniendo en cuenta las calificaciones de la anterior gala. Bea tendría que haber sido finalista.
De forma similar, la actitud de Ruslana durante su actuación de “Let me Out” de Dover fue desenfrenada, rebelde y devolvió a la parte rockera de la concursante que echábamos tanto de menos. El caso de Ruslana en Operación Triunfo es extremadamente confuso. Ha realizado un programa espectacular durante muchísimas semanas y, de repente, fue recibiendo críticas inesperadas por parte del jurado, profesores, e incluso audiencias. Ruslana, tal y como demostró ayer, es una artista a la que le espera un futuro brillante.
Finalmente, los tres finalistas ya elegidos, Naiara, Juanjo y Paul Thin, interpretaron “Let’s get loud”, “El patio”, y “Fiebre” respectivamente. Naiara, como siempre, estuvo perfecta sobre el escenario, su movida interpretación acompaña magníficamente a su paso por Operación Triunfo, que ha sido de 10. Juanjo tomó la dirección de enfocarse en las emociones durante su actuación, una apuesta que demuestra la evolución del artista durante el programa. Finalmente, la puesta en escena de Paul Thin fue espectacular, a pesar de errores de afinación del artista.
La gran sorpresa de la noche fue, como comentábamos, la selección de finalistas. Tanto Bea como Ruslana habían actuado de forma impecable en esta gala y en muchas otras. El hecho de que estas increíbles artistas hayan sido puestas en duda deja mucho que desear en todo lo que respecta a Operación Triunfo.
La semana que viene acaba esta versión de OT, pero las expectativas sobre la mujer en el mundo de la música y la misoginia ante las artistas no finaliza. Esperamos que el programa se aplique el cuento y que no caiga en estos dañinos estereotipos nunca más.