El inicio de una nueva historia, después de dejar atrás un pasado con una esencia muy marcada, es una tarea complicada. Para ello, hace falta apostar por la creatividad sin límites y arriesgar, pues ya dice el dicho que, quien no arriesga no gana. Andrés Ceballos, comienza su caminar en solitario con un nuevo nombre, Andrés Koi y un discazo bajo el brazo: “AIJAG”.
Este disco es un reconocimiento a los miedos más humanos. El artista se desnuda por completo para que veamos que el “Vértigo” es un condimento esencial en una etapa de este calibre, pero que también está despuesto a afrontarlo de cara.
Otro elemento palpable en este conjunto de canciones es la diversión. Para encontrarla, el cantante ha abrazado a su niño interior en “Eléctrico” o “El niño que fui ayer”, pero también al carpe diem en canciones como “Buffet” o “La buena vida”.
Como no podía ser de otra forma, el amor y la pasión también hacen acto de presencia. El cantautor es capaz de hacer un recorrido muy amplio por estos sentimientos, pues tan pronto saca toda su sensualidad en “Sexy” como nos hace derretirnos de puro amor en “Aprendiendo a despegar”.
Sin duda, es uno de los grandes descubrimientos de este 2024.
