Las leonas se caracterizan por lamer las heridas de su manada. Es una figura matriarcal, que cuida de los demás y que son además auténticas líderes de opinión. Su voz supone una especie de “Pepito Grillo” que visibiliza sentimientos comunes pero que son difíciles de que salgan a la luz con asiduidad. En definitiva, sus palabras se convierten en bálsamo para las costuras de la mente. Así es Belén Aguilera, que a pesar de haber mudado su piel y haberse puesto un brillante traje electrónico, ha regresado con un nuevo acierto, su EP “Metanoia”.
“Metanoia” es el camino para la autocuración. Este supone un acto que gira entorno al “yo”, pero que se convierte en un acontecimiento sublime cuando sabe tocar las vísceras del prójimo que no escucha las canciones como quien entra en la intimidad de quien canta, sino que convierte en himno patrio todas estas melodías.
En todo este tiempo, hemos comentado todos los lanzamientos que la cantante catalana ha ido anticipando previamente a la publicación del EP, pero aún hay mucha tela por cortar. Las novedades de este trabajo son “Quién soy” y “Oficialmente (demo)”.
“Quien soy” es la pureza de la franqueza. La artista desnuda con una facilidad una crisis existencial, a pesar de la dureza de este tipo de sentimientos. Además, hay que destacar que no se esconde en metáforas, sino que mira de frente al espectador para mostrar el dolor que lleva dentro. También brilla por su sonido que es similar a escalar una alta cima. Comienza al desnudo y estalla en el puro magnetismo de la electrónica.
“Oficialmente” finaliza este trabajo brillante y hace recordar a la Aguilera de años atrás, cuyas manos bailaban sobre las teclas del piano con unas hechizantes segundas voces. Aunque, en esta ocasión, muestra una clara evolución que hoy puede presumir de estar asentada de forma madura en la industria. Nuevamente, consigue ser hipnótica y bailar con el dolor de forma sublime.