Érase una vez un cuento, en el que el Dragón no era un animal destinado a destruir romances, sino el protagonista de su propia historia. Pero no estamos hablando de un amor hacia un semejante, sino todo lo contrario, hacia un estilo de vida: la cultura del trabajo y del esfuerzo. El mito no es metafórico, sino de carne y hueso, llamado Lola Índigo. Y como toda buena historia, tiene su moraleja: sueña y cree, que con perseverancia todo llega.
Anoche, su gira «El Dragón» tuvo un ultimo baile en el Starlite navideño de Madrid y por lo tanto, una última apertura del huevo al ritmo de «Animal». Mis ojos mientras, intentaron fotografiar cada instante para tatuarlo en la memoria.
A un ritmo vertiginoso, la artista acompañada por su elenco de bailarines arrancó el show como si fuese un auténtico volido de carreras. Canciones como «Discoteka», «Turismo» o «La Tirita» nos hicieron olvidar que respirar es una tarea esencial para vivir.
Además, como buen animal de fuego, sembró las llamas con su ardiente carisma, presentes en «4 besos» o «Tiki Tiki» entre otros múltiples ejemplos.
Además, hay que resaltar qué a facetas a Lola no le gana nadie y como buen mito andante, también se le pueden atribuir cualidades curativas. «Dragón», «Corazones Rotos» o la nostalgia asociada a los buenos momentos presididos por «La trilogía de las brujas» fueron buen ejemplo de ello.
Para el goce y el disfrute del público, también tuvimos la oportunidad de viajar hasta Granada, pues todas las canciones de «GRX» estuvieron presentes, incluida «Yo tengo un novio» con La Zowi.
Pero esta no fue la única colaboración de la noche. Álvaro de Luna fue una grata sorpresa que nos abrazó con su «Mañana».
Y rumbo al sol, Mala suerte», «El Tonto» y «Ya no quiero na», fueron la bonita sensación que me hizo prometer hacerme mayor junto a los directos de Lola.