Es imprescindible comenzar esta reseña sobre la obra de Javier Parra señalando que si no eres fan de las películas de terror, este no es tu libro. Está continuamente citando referencias fílmicas, así como unas cuantas hojas rosas con las carátulas de las películas más señaladas para el autor y de un apartado de filmografía seleccionada ordenada cronológicamente. En la misma línea, si eres fan del cine de terror muchas te sonarán, pero si alguna te llama la atención es mejor que detengas tu lectura y la disfrutes, ya que Javier las destripará y analizará con la ayuda del libro de Harry M. Benshoff, que publicó en 1997 Monsters in the Closet: Homosexuality and the Horror Film, que presenta la relación entre la historia social y cultural de la homosexualidad en América con el género de terror.
El autor, Javier Parra, creció viendo películas de terror, se graduó en Historia en la Universidad de Barcelona y tiene un Master en Estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneo, es crítico de cine con experiencia en festivales como programador y jurado. Esta no es la primera novela que tiene sobre el tema ya que en 2019 y 2020 publicó Terror en serie (Héroes de Papel) y La madre terrible en el cine de terror (Hermanaute) respectivamente.
Mezcla de manera magistral una narrativa biográfica con un desarrollo temporal de los temas y personajes queer así como del género del terror. La obra comienza con un prólogo en el que resume brevemente su vida y sus referentes en cada época. El ensayo está estructurado en capítulos que abarcan distintas épocas del cine de terror con un intento de ser cronológico, pero sin poder mantenerlo siempre, y enfocando cada capítulo en un aspecto concreto.
El primer capítulo titulado «El monstruo en el armario» comienza con el análisis de la que es «la primera película de terror de la historia del cine que encierra una seudoalegoría acerca de una identidad queer oculta» (pág. 27) titulada Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, F.
W. Murnau, 1922), cuyo autor era abiertamente homosexual y esto le da pie a mencionar otras obras que también compartían autores y actores homosexuales. Era inevitable que el crítico no mencionase la relación del cine con la literatura prácticamente en todos los capítulos. Siendo esta, la literatura, fuente primaria de muchas referencias como el concepto de monstruo gótico de Drácula o Frankenstein, que Parra relaciona muy acertadamente con el miedo de los que están en la norma a lo desconocido.
El segundo capítulo «Cosas de hombres» detalla como durante los primeros años de la década de 1930, y con los arquetipos del cine de terror en pena construcción, se puede codificar como lectura queer de una personaje la que lo asocia a una dualidad maligna, extraña, y la presentación de los villanos de forma amanerada o como parte de relaciones de poder entre dos hombres. Pausa brevemente su análisis de las películas para mencionar que esta codificación del villano generará una asociación de personas LGBTIQ+ a la desviación y perversión sexual por parte del resto de la sociedad.
El tercer capítulo «Maricas, comunistas y otros monstruos del espacio exterior» relata otro factor que le lleva a la realización de esta obra que no es otra que la importancia de las las revisiones periódicas de las obras cinematográficas que están sujetas a un subtexto en el que la figura del monstruo se había asociado a la del homosexual. Enfocando el capítulo en como su propio título señala en monstruos sacado de la ciencia ficción y películas con subtextos no solo queer sino políticamente disidentes a la norma del momento.
El cuarto capítulo «El legado de Carmilla» y el sexto «Mujer contra mujer» pausan la cronología del género para hacer un recorrido centrado en la imagen de los primeros personajes femeninos con subtexto queer. Comienza analizando la historia de la vampira seductora Carmilla y continua con obras que tienen esta primera obra como referente, mezclando el arquetipo de vampira lésbica con el de femme fatale. Mezcla en ambos capítulos la crítica que cita de Pilar Pedraza que dice
«exhibición sin trabas de los senos de las jóvenes y sus carantoñas lesbianas para regocijo del público masculino, al que generalmente va dirigido el lesbianismo como espectáculo de voyeurs» (pag. 85), comentario que podríamos aplicar casi sin dudar a la actualidad. Parra vuelve a retomar estos inicios vampíricos al hablar de la bisexualidad en el undécimo capítulo «perversa bisexualidad»
En general, Parra nos indica que el bisexual se representa como hedonista, una visión también muy apartada de la realidad.
El capítulo quinto titulado magistralmente como «Bromance» está completo de películas que hacen referencia a lo que implica ser una adolescente escondido en el armario en la época del instituto y a relaciones muy estrechas entre hombres. Parra relata que «del mismo modo que en Hellraiser me evocó un universo inspirado en la cultura del BDSM y la estética leather [….] Pesadilla en Elm Street: La Venganza de Freddy me sugirió que había cientos espacios que mi yo futuro podrá ocupar» (pag. 101). El tema del BDSM y la estética leather retoma más importancia en el último capítulo de la obra «cuerpos sexualizados», que como se puede apreciar tanto en la cita como a lo largo de la obra son aspectos que captan la atención del crítico. En este último capítulo centra más su atención en el empleo de las reces sociales a la hora de establecer relaciones sentimentales y su desarrollo personal al respecto.
El séptimo capítulo «la criminalización del marica y el pánico al VIH» como bien resume Sara en su reseña de la obra (2021) Parra ve una clara de criminalización de la figura del marica, de la mano del pánico que empieza a experimentar la sociedad con la epidemia de VIH. Presenta como ejemplo principal la película Entrevista con el vampiro (interview with the Vampire: The Vampire Chronicles, Neil Jordan, 1994) una superproducción de terror, de las que echa de menos, que en su momento fue leída como una alegoría de la epidemia del sida, pero que en revisiones posteriores y con el paso de los años, los críticos han acordado que en realidad se trata de un golpe contra los roles de género, la institución familiar y la puritana concepción del star system hollywoodiense.
El octavo y noveno capítulos, «este cuerpo no es el mio» y «travestis asesinos» respectivamente abarcan las distintas representaciones de la comunidad trans en las películas de terror. Parra considera que no es hasta Campamento sangriento que hay un verdadero referente trans como bien señala Sara en su escrito. Citando las palabras del experto Anson Koch-Rein Parra (pág. 206) concibe la piel como símbolo metafórico de la retórica trans. Otra parte de la comunidad que se a estigmatizado y convertido en fetiche sería la que menciona en el duodécimo capítulo
«intersexualidad y androginia».
Con el título del décimo capítulo: «monstruos del nuevo milenio» una servidora esperaba encontrar una referencia que le fuese conocida, sin querer reconocer que huye a la mínima mención de la posibilidad de ver alguna película de terror. Por tanto, sin conocer ninguna de ellas me llama la atención que no sea hasta la década de los 2010s, como bien indica Sara (2021) que se empiecen a ver personajes del colectivo en las películas de terror, poniendo como ejemplo la película de Nación Salvaje, en la que se introducen diferentes orientaciones sin ningún miramiento.
Es por tanto una obra que puede ser pesada de leer para aquellas personas que no les llame la atención el género, pero increíblemente enriquecedora para cualquiera que le apasione el terror o incluso una buena lista de películas para las que nunca saben que ver. Recientemente publicado y que por la publicación que se ha hecho al respecto, comparte no solo temática sino estructura y referencias fílmicas está el libro de Joe Vallese (2022) It Came from Closet: Queer Reflections on Horror, por si las referencias de Javier Parra no te fueran suficientes. ¿Compartirán títulos? Quien sabe.
Por si los libros no fueran tu fuente de conocimiento, en Estados Unidos se ha realizado este año por segundo año consecutivo el festival Queer fear film festival que ofrece horror gótico, slasher, sobrenatural, corporal, psicológico y, en general, espeluznante a través de una lente queer. Es un festival que se distingue al construir una comunidad dedicada a los creadores queer y las historias queer, desde lo cursi hasta lo verdaderamente espeluznante. Para ellos, y Parra estará de acuerdo, el horror siempre ha abrazado al otro, y la gente queer de todo el mundo sabe un par de cosas acerca de ser Otro. Pero no estamos solos. Este festival al igual que Parra indica en su prólogo solo:
[…] pretendo aportar mi visión a la historia del género desde la perspectiva de mi propia experiencia como joven que en algún momento llegó a sentir confusión y rechazo por ser quien era, sobre todo mientras la sociedad – pese a que creemos vivir en una avanzada – siga señalando, haciendo mofa o discriminando a aquello que desmarca de lo establecido por el heteropatriarcado. (Pág. 23)
Bibliografía
Castro López S. (2021). De «sick» a «sick’ning»: evolución de la representación LGTBIQ+ en el cine de terror y fantástico. Estudios LGBTIQ+, Comunicación y Cultura, 1(2), 183-186. https://doi.org/10.5209/eslg.79007
Vallese J. (2022). It Came from Closet: Queer Reflections on Horror. Feminist Press.