Encontrarte contigo mismo de bruces y hablar con tu yo del pasado, parece un acto fruto de la ciencia ficción. Pero es posible gracias a un intermediario, ese que te ha ayudado a construirte como persona en una etapa vital del crecimiento, y al que acudes como terapia para volver a visitar tu vida, como quien ve una película.
En mi caso, acudo religiosamente a los conciertos de Pastora, no ha hacerme preguntas existenciales, sino a leer mis propios porqués existenciales y a entender quién soy y a dónde voy.
Sin duda, esto ha tomado su máxima expresión en su gira de 30 aniversario en la música. La raíz te ancla al asiento desde los primeros instantes, mientras que ella hace lo que mejor se le da, hacer sentir la piel mientras recuerda sus inicios en el mundo de la copla.
Y entre anécdotas de pasado y canciones inmortales, de esas que poco importa cuánto tiempo llevas sin escuchar para que se manifiesten en tu garganta, Pastora nos enseñó que el verdadero amor es aquello que se acompaña con lucha y esfuerzo.
El concierto en Madrid tuvo varios momentos francamente épicos. Uno de ellos fue la improvisación con Vanesa Martín de «Arráncame», aunque lo que me hizo llorar cascadas de lágrimas fue la recreación de aquel 26 de mayo de 2012 en Bakú con «Quédate Conmigo».
Con una sonrisa de oreja a oreja terminamos este viaje musical, a lomos de la más reciente actualidad y el siempre agradecido «30 veces».
Querida Pastora, sino existieras ninguna de mis líneas existiría. Gracias por tu eternidad.
¡No te pierdas nuestros videos del concierto!