Con un Santiago Bernabéu hambriento de fuerza, Duki saltó al escenario dispuesto a no solo marcar gol, sino también a alzar la copa musical de la historia del estadio. Sin duda, su público supo agradecer su entrega con un salto sincero y entusiasta, que les llevo hasta el mismísimo cielo de la capital española. Fueron capaces de trasmitir un sentimiento tan profundo hacia las letras del cantante con creces.
Sin duda, el concierto fue puro fuego, visual y metafórico, pues el artista sacó brillo a sus hits más escuchados con una puesta en escena francamente hechizante.
Además, los asistentes pudieron disfrutar de un gran despliegue de invitados. Aunque, si me tengo que quedar con dos momentos fundamentales serían las canciones con Emilia y Bizarrap.
¡Larga vida a Duki!