La quinta jornada de la Eurocopa 2020 fue probablemente la más esperada por los aficionados del fútbol. El estreno del grupo F con Portugal frente a Hungría y el partidazo de Francia – Alemania colocaron el broche de oro a esta primera fase del gran campeonato europeo.
El primer partido, Hungría – Portugal, iba a estar marcado, como no podía ser de otra forma, por Cristiano Ronaldo. Y no es que el «bicho» hiciese gran cosa, pero todas las miradas siempre van a él. El partido de Portugal comenzó liderado por el de Madeira, pero sin encontrar cara a portería en un partido que fue dominado por la afición húngara. Aproximadamente 67.000 espectadores acudieron al encuentro en el Puskás Arena, algo impactante para todo aquel que siga viviendo las restricciones por la pandemia. La voz de los húngaros pudo calar bastante tanto en lusos como en la selección de Hungría, pues estos despertaron rápido y comenzaron a dominar parte del encuentro, encarando muy bien a la defensa portuguesa aunque siendo incapaces de romper el gran muro de Rui Patrício. Y, cuando todo apuntaba al segundo 0-0 de la EURO, llegó el disparo de Guerreiro en el 84′ que, con mala fortuna (o buena para unos), se vio desviado por la pierna de Orbán y acabó marcando el 1-0.
Pero esto es fútbol, y aquí no acaba la cosa. De nuevo Orbán la lía y arrastra a Fernandes al suelo, concediendo así penalti en el 87′. Obviamente todos sabemos quién lanzó la pena máxima: Cristiano Ronaldo. Un fuerte disparo que acabó dentro de la portería y que celebró como si acabase de ganar con ese tiro la competición, con el que además se colocó como el jugador con más goles en una Eurocopa. Pero Ronaldo tenía ganas de más, y después de una muy buena combinación con Rafa Silva termina marcando su segundo gol en el 90+2′, sentenciando el partido con un 0-3 a favor de Portugal.
El partidazo de la noche, jornada, grupo, estreno y EURO en general fue el vivido en el Allianz Arena. La actual campeona del mundo buscaba serlo también de Europa y salió con todo frente a la selección de Alemania. Con ya 100 partidos a sus espaldas, Neuer defendió muy bien las llegadas francesas y supo dirigir a su defensa en los primeros minutos hasta que el error de Hummels, incapaz de detener para el guardameta, terminó con un gol en propia puerta en el minuto 20′. Algo se activó entonces en Alemania y estos comenzaron a mantener la posesión del balón, sabiendo llegar a las áreas pero sin posibilidad de remate. El partido, que no se puede negar que fue más que entretenido, vivió una tónica constante: Alemania intentando cruzar el centro del campo francés, buscando huecos que no llegaban y perdiendo el balón a dos metros del compañero. Y estas perdidas eran castigadas muy duramente; Francia lo tenía muy claro: todos los balones para Mbappé. Numerosas fueron las ocasiones en las que el delantero francés se adelantó a toda la defensa germana para intentar batirse en un duelo frente al portero, y numerosas fueron también las veces que Hummels llegó a alcanzarle e impedírselo. Si bien todo se decidió por el único error de Matts en el partido, este fue el único.
Un gol de Benzemá fue anulado por el VAR tras un claro fuera de juego en el 85′ (¿o quizá era Giroud tras las cámaras?), dejando el registro de tiros franceses en un triste 4 versus los 10 alemanes. De nuevo, poco sirve tener el control del partido cuando todo está contra ti. Los alemanes mostraron ganas, pero los cambios llegaron muy tarde. Mientras que Francia tenía un segundo equipo digno de ganar otro torneo en el banquillo, el veterano técnico alemán, Joachim Löw se vio incapaz de mover ficha pese a que el descanso ya pedía a gritos un cambio, como mínimo, de mentalidad.