Hay conciertos que te dejan sin palabras. Cada acorde hace llover un sin fin de recuerdos, colores, olores y sabores. Mientras tanto, una sonrisa inmortal hace mella en los carrillos y es el primer atisbo de que dicho show va a ser difícil de olvidar.
Una experta en crear esta sensación es Malú. Ella es sinónimo de mi vida entera, pues desde los momentos más tranquilos hasta los más importantes ha estado presente, como una Diosa que en su garganta tiene el poder de crear líneas de vida. Precisamente esta línea estuvo presente en Alcalá de Henares, pues la artista con su gira «A todo sí», recorrió sus 25 años de trayectoria en la música.
El concierto comenzó con el bendito inicio de todo. «Aprendiz», tan radiante como siempre, fue la encargada de abrir la noche llena de clásicos imposibles de no ser cantados como si fueses la mismísima protagonista de cada letra.
Sin duda, el gran acierto de esta gira es la creación de tantos paisajes musicales. Pudimos disfrutar de la Malú más íntima, esa que parece que te abre las puertas de su casa en cada verso, pero también de la rockera que te hace saltar como si no existiera un mañana. Y sin duda, navegar en mares tan diferentes durante 2 horas le convierte en la gran Reina del Pop Español.
«Como una flor» fue, una vez más, la vitalista traca de fin de fiestas que nos dejó llenos de vida, pero también de ganas de siempre regresar a casa, o de lo que es lo mismo, siempre volver a los brazos de La Jefa.