La zona de confort en un concierto se produce cuando el espectador vive el concierto en pasado, atando cada fotograma vital a las canciones, y en presente, dejándose las cuerdas vocales y las rodillas en cada canción.
Así fue el concierto de Melendi en las fiestas de Torrejón, toda una lluvia de sentimientos y clásicos de nuestra música. «El Parto» fue el inicio de la fiesta, a la que siguieron «Tocado y Hundido» o «Con la Luna Llena».
Además, durante la noche, se resignificaron muchas canciones. «Mi primer beso», ya no es una historia del asturiano, sino de su hijo y «Billy El Niño», un grito de apoyo para las personas que navegan en la oscuridad.
A continuación, las luciérnagas se encendieron para bailar «Cenizas en la eternidad» y nos sumimos en una oda al romanticismo con «La promesa» o «Tu jardín con enanitos».
Y como traca de fin de fiestas, «Lágrimas Desordenadas» puso el grito ilusionado y el salto al cielo.