Los meses se pasan fugaces, y la cuenta atrás para Eurovisión 2021 sigue su transcurso. El pasado 10 de febrero llegó uno de los momentos clave para nuestro representante, Blas Cantó. El cantante, nos presentó sus dos canciones finalistas “Memoria” y “Voy a quedarme”. La elección, como ya sabéis dependerá del público.
Bajo mi perspectiva, son dos mares muy diferentes. El artista, ha puesto su voz aterciopelada, su luz, su magia y lo que es más importante, su gran versatilidad. Las creaciones son muy completas, que, tras haber visto en muchas ocasiones a Blas en directo, no me cabe duda de que va a demostrar el animal escénico que es.
“Memoria” lleva implícito el ADN eurovisivo. Las transiciones constantes, del susurro al agudo, hacen un tema dinámico y pegadizo. En poco tiempo, demuestra a Europa de lo que es capaz de hacer vocalmente. Nos relata una historia basada en el recuerdo de una relación tóxica. Con una sonrisa en la boca, abre una puerta de esperanza.
“Voy a quedarme”, es debilidad. Una canción que, desde la primera escucha, entra por tus entrañas y te arranca un tornado de sentimientos. La delicadeza se convierte en un vuelo sin límites en el agudo, de los que desencajan mandíbulas y quedan para el recuerdo. La letra, es un dibujo realista del amor eterno.
La espera ha merecido la pena. Considero que ambas mejoran a “Universo”. Sueño con una puesta en escena espectacular, pero, Blas al desnudo, puede hacer grandes cosas.
Orgullosa de nuestro representante.