Los mejores currículum vitae que se asientan sobre las mesas de las grandes empresas, son aquellos expuestos con originalidad, una pizca de electricidad y una firma vitalista. Álvaro de Luna se ha acogido a estos cánones y los ha trasladado a la gira de su primer disco: «Levantaremos al Sol», la cual, pasó por La Riviera madrileña el pasado domingo.
El artista andaluz descorrió el telón del ahora con «Nos quedará» para desembocar en el ayer de la banda Sinsinati, representado por «Cuando éramos dos» y «Mi lugar».
Tras haberse vestido con los instrumentos de escalada para ascender hasta la cumbre del show, el artista emprendió el camino con el optimismo potente de «Quiero y «Morena». En sus ojos se podría observar la satisfacción que supone haber conseguido el sueño de llenar la mítica sala madrileña.


El cantante hizo volar con su arenosa garra vocal gracias a «Nos perderemos en Marte». En este trayecto aéreo, los espectadores pudieron ver un mar de estrellas, representado por sus propios móviles, que arroparon a «Duele».
Tras este emocional momento, un huracán llamado Lola Índigo saltó a la palestra para entonar «Mañana». Sus movimientos fueron poesía vital que desencadenaron el entusiasta aplauso del público.
Con una energía rebosante, el músico sevillano llenó las pilas de todos los presentes haciéndolos bailar con una divertida clase de «spinning» en «Bailemos un Vals».


El final de show lo marcó «Indios y Vaqueros», momento que derivó en un bonito homenaje a Pau Donés con «La Flaca». El baño de masas y de vida en su significado más pleno, sucedió en el punto y final, que, como no podría ser de otra forma lo marcó «Juramento eterno de sal».
La luna madrileña del pasado 3 de abril llevó el nombre de Álvaro.