Pocas veces se puede ver las estrellas desde el contaminado cielo de Madrid. Para que esto suceda hace falta un fenómeno meteorológico o un auténtico milagro. Nosotras fuimos testigos de la segunda opción en la segunda jornada del Coca-Cola Music Experience.
Muchos brillaron, pero Lola Índigo además de hacerlo se convirtió en astro haciendo que todos nos moviésemos al compás de sus éxitos. Sin duda, la granadina firmó una nueva noche de ensueño, que mucho tuvo de real con esfuerzo y perseverancia.
Una lluvia de color y alegría se estableció en el ambiente con «La niña de la escuela», derivando en el siempre hipnótico «Toy Story».
Con una mirada llena de fuerza, que si se empeña y emplea sus poderes de bruja, es capaz de incendiar, la artista y su multitudinario grupo de bailarines interpretaron un medley de «Trendy» y «Romeo y Julieta».
Poco después, Índigo abrió su propia biografía para restaurar el oro brillante de su «Trilogía de las brujas»: «Maldición», «Santería» y «Mujer bruja».
Una vez superada esta etapa del concierto, llegó la hora de hacer deporte, cosa que no significa que no lo hubiésemos estado haciendo ya, saltando con cada canción, sino de que llegó el turno de «Lola Bunny». Una lluvia de balones gigantes de baloncesto arropó el intachable trabajo de todo el cuerpo de baile.
La recta final del concierto fue encauzada por «Las solteras» y rematada por la canción «delantera pichichi» de la cantante: «Ya no quiero na».
Aunque, no estábamos dispuestos a dejar marchar a la cantante así como así. Por lo tanto, nos mostró las pinceladas de su nuevo proyecto, no solo con «An1mal» y «Discoteka», sino también con un nuevo adelanto que promete.
Las etapas pasan, pero de lo que no me cabe duda es de que Lola Índigo seguirá siendo una Superwoman que crea felicidad con el talento y el esfuerzo por bandera.