Hay personas que cambian libros y libros que cambian a las personas. O algo así.
He querido dedicarle mi entrada especial de aniversario a Antonia Scott, la protagonista de los libros Reina Roja y Loba Negra, del gran Juan Gómez-Jurado, porque siento que ella me ha cambiado un poco como persona y ahora os voy a decir por qué.
Principalmente el autor tiene mucha culpa. Su forma de describir a los personajes, las escenas, la manera que tiene de convertir un acto senvillo, como tomando un café, en algo divertido e interesante es única. El haber creado a dos maravillosos contrapuntos como son Jon Gutierrez y Antonia Scott que a la vez son lo más adorable y maravilloso de la historia, es algo que solo Juan Gómez-Jurado sabe hacer. Y lo ha hecho de una forma tan real que llegas a sentirte identificada con ambos.
Pero si tengo que centrarme en alguien, y es lo que voy a hacer, será en Antonia Scott. La mujer más inteligente del mundo.
En mi jerga de fan lo tendría muy fácil para describirla «es una bebéeee» y con eso me quedaría a gusto y algunos me entenderían, pero aquí toca ser un poco profesional. Antonia Scott es un personaje que, pese a lo poco que se parece a mi, ha conseguido que me enamore de ella. Quizás, ese es el motivo. Exteriormente, de primeras, no veía a Antonia como a una igual, pero poco a poco, según avanza la historia en Reina Roja y posteriormente en Loba Negra, me atrevo a decir que todos tenemos un poquito de Antonia. El miedo al fracaso, la ansiedad por no dar la talla, dar tu vida por tus seres queridos…Antonia, principalmente, es humana. También es risueña, divertida cuando se deja. Se preocupa por qué pensarán de ella, ¿soy guapa?. Pues claro que lo eres, niña.
Aportar adjetivos a veces no es suficiente, lo sé, únicamente no busco que se me vaya la lengua o mano y os cuente un par de spoilers sin querer. Pero, he de decir que este personaje es sin duda la Wonder Woman a la española. Su superfuerza recae en Jon Guitierrez. Pequeño paréntesis sin paréntesis para hablar del también maravilloso personaje de Jon, un policía homosexual vasco que es un osito relleno de amor. Todos necesitamos un Jon en nuestra vida. Y esta pareja junta es mejor que Los Vengadores, lo tienen todo y esto también es lo que hace la historia tan maravillosa.
Su parte «no humana» también es algo que enamora. Es capaz de hacer calculos que ni mi profe de matemáticas de cuarto de ESO (lo sé, no pongo el listón muy alto pero es que no conozco a nadie más); de adivinar la trayectoria de un disparo; de reconocer, por el tono de voz, una verdad o una mentira… En definitiva es una super-detective. Y ojalá adivinase el camino a mi casa (guiño guiño).



Mi primera experiencia con estos libros fue por audiolibro. Nikki García le ponía voz a la historia y para mi siempre será la voz de Antonia. No tardé en echar el ojo al ebook, soy estudiante, no tenía para mas…Y Juan, solo tú escribes así. Pero, si he querido hacer mención a esto es, a parte de para dar nuevamente las gracias (por Twitter fuí muy pesada con ellos cuando los terminé), para contar mi pequeña historia. No olvidaré nunca las mañanas en las que deseaba coger el autobús para escuchar el audiolibro. Estar en la cafetería y sumergida más que en mi café, en esas palabras. Recuerdo una de las partes finales de Reina Roja (no spoilers) en la que se acercaba el desenlace y yo no podía dejarlo así. Ojos cerrados, play al audiolibro y a disfrutar. Cuando estás leyendo/escuchando un libro y los únicos sonidos que tu cuerpo expulsa no son gases, bostezos o resoplidos y son más bien ¡ah! ¡ooooh! ¿¡qué!? ¡host**! es que el libro, es bueno.
Y ahora la respuesta a ¿por qué me ha cambiado un poquito la vida?. Principalmente por esas mañanas en las que parecía que no veía el sol. Antonia Scott me llevaba a su mundo y yo allí me sentía más feliz, pese a ser también España. A su vez, ha conseguido generar en mi un sentimiento que no tenía desde hace años: ansia por saber qué vendrá después. Con Loba Negra me hizo devorarlo en pocos días que podrían haber sido perfectamente horas. Ahora deseo saber qué vendrá.
Antonia también me ha traido esperanza. Que una mujer que le dedica 3 minutos diarios a pensar en el suicidio consiga eso, puede resultar raro. Pero, según avanzas en la trama, no lo es tanto. Tras leer su historia tengo esperanza en la vida y, tras leer a Juan, tengo esperanza por quizás y solo quizás, compartir un día estantería con una de sus joyas. Aunque sea aguantando la pata coja de esta.
No puedo hacer otra cosa que no sea recomendar estos dos fantásticos libros y el resto del trabajo de Juan Gómez-Jurado. No es por nada, pero Navidad es en una semana (No me pagan por esto eh, ojalá).
Espero que hayáis disfrutado de Antonia Scott y Jon Gutierrez tanto como yo. Si queréis aportar algo más, soy toda oídos.