El terror en el audiovisual varía a cada pocos años, y no creo que esta afirmación sorprenda a nadie. Estos continuos cambios podrían deberse a que este género es realmente denostado cuando se trata de recibir premiación y es analizado por la crítica, pero, a cambio, suele ser un éxito de masas en cuanto al público en muchas ocasiones. Así es que, siendo una especie de género de segunda categoría que se relega al público, podríamos ver como algo normal que se generen dinámicas variables de modas y fenómenos de masas.
Dentro del audiovisual cada estilo parece tener su coto; así, el género slasher se encuentra normalmente en el cine de serie B, los gialli en el ambiente más orientado al cine de autor, los zombis en las grandes producciones, y las posesiones y fantasmas destinadas a convertirse en sagas de productoras con buen presupuesto. Pero el horror, al menos entendido como subgénero del terror en la cultura popular, no es tan común verlo tratado en el audiovisual, y parece, en ocasiones, ser un nicho más propio de la literatura. Sin embargo, como en muchas otras cuestiones sociales o artísticas que parecía que estaban bastante estáticas y acotadas, internet ha aportado su granito de arena para cambiarlo y refrescarlo. Esto, precisamente, parece ser lo que ha ocurrido con el llamado horror analógico. Y es que, en un momento en el que se busca la mejor calidad de audio y vídeo en cualquier producto audiovisual, especialmente en lo que se refiere a sus efectos especiales, llega a ser disidente buscar lo sucio y lo imperfecto. Esta sensación de incomodidad es la generada en el horror analógico, que suele querer transmitir esa especie de valle inquietante en el que, sirviéndose de calidades de vídeo y audio realmente bajas, simula un aura de oscuridad que nos rodea con enorme incomodidad. Es curioso cómo muchas veces esta imitación se consigue a través de sistemas de grabación que no son tan antiguos, y que tienen menos de una década, o incluso sistemas que siguen vigentes, como los circuitos cerrados de grabación de videocámaras de vigilancia. Pero si una tecnología propia de hace menos de 20 años ya nos puede generar agobio, imagínense de hace medio siglo o una centuria completa cuando intenta transmitir esta misma sensación. Y esto es lo que pretende Monument Mythos.

Esta serie con grandes dosis de falso documental está realizada por el youtuber MISTER MANTICORE, y consta ya de varias temporadas. En Delirium Nostri iremos analizando poco a poco cada una de ellas; empezando, como es lógico, por la primera. Esta temporada cuenta con 11 capítulos con hechos independientes, pero con una historia que puede entreverse de manera escondida paseando por todos ellos. La premisa general es una historia alternativa de EE. UU. creada por el propio youtuber, tomando varias de las atracciones turísticas o figuras referenciales en la cultura pop del país (no siempre monumentos, como es el caso de la prisión de Alcatraz o del avión presidencial Air Force One) para narrar una especie de conspiración que se nos va revelando poco a poco. Podríamos diferenciar tres temas principales en esta temporada de Monument Mythos: la democracia y el poder del gobierno, el árbol que canta, y la imposibilidad de actuar ante estos misterios. El primero de estos temas es quizás el más presente, puesto que tiene relación con los monumentos y elementos culturales (el monumento a Lincoln, el de Washington, el avión presidencial, Alcatraz, etc.), pero también parece estar relacionado con los otros dos, puesto que parece que el propio gobierno estadounidense fuera consciente de la existencia del árbol, así como su encargado de «alimentarlo» y de ocultarlo con la construcción de monumentos a su alrededor. Pero si el gobierno nos da de lleno contra la dura realidad de este mundo corrupto, el árbol que canta nos aporta el principal elemento de horror, ya que es el elemento realmente sobrenatural en estas historias y que nos aporta la mayor carga de fantasía inquietante. Por último, está la idea del horror sobrenatural que emana de cada uno de los elementos anteriores, potenciada por el increíble trabajo de MISTER MANTICORE, que realmente nos crea una fuerte inquietud continua con los métodos del horror analógico que ya he mencionado arriba. La producción del vídeo y audio, así como la inclusión de una banda sonora propia (la cual podemos encontrar en plataformas como Spotify y que os facilitamos aquí mismo para que oigan mientras leen el final de este artículo) nos deja la sensación de que estamos ante una webserie con un tratamiento muy profesional y un mimo por el producto que no siempre es sencillo de encontrar en YouTube.
No creo que haya pasado desapercibida la diferencia de uso entre la palabra terror y horror durante todo este artículo. Y es que no han sido tratadas solamente como un subgénero que forma parte de un género como comenté anteriormente, sino con sus principales diferencias entre aquello que podríamos llamar miedo lógico y humano, y por tanto posible de combatir, con el miedo sobrenatural que escapa a nuestro conocimiento y contra el que no se puede hacer nada, respectivamente. Todo en Monument Mythos se nos expone como un hecho pasado, tanto por la calidad de imagen y audio, como por la distancia temporal, así como el tratamiento de estos eventos como hechos reales con documentación que va desde grabaciones de encargados de la creación de los monumentos y testigos de los eventos, como planos arquitectónicos y esculturales, así como registros de diarios. Es aquí donde esta serie de vídeos explota sus técnicas de horror analógico para, no sólo inquietarnos como suele hacer este género, sino también para darnos esa sensación de que no hay nada que hacer para combatir este mal, ya que ya ha sucedido, y es imposible cambiar el pasado.
Saben de alguna página confiable dónde se puedan ver los episodios subtitulados al español? En Youtube solo hay algunos.