Ser uno mismo es el ingrediente esencial para dejar huella en la sociedad actual. Nil Moliner es conocedor de ello y para conseguirlo ha decidido potenciar su esencia llena de colores vitalistas en su tercer disco titulado «Lugar Paraíso».
Desde la introducción hasta el final del disco es un auténtico «Manifiesto» en el que pone en alzas el famoso «carpe diem». El cantautor catalán pretende aislarnos de la odiosa rutina para llevarnos a un paraíso lleno de diversión.
Precisamente, este disco es una descripción fiel del estado de plenitud del ser humano. Si todo va bien, se puede mirar a los lados para absorber lo mejor de nuestro entorno y poder fortalecer nuestra identidad.
Por otro lado, Nil Moliner también nos demuestra que hay que dejarse llevar de vez en cuando para poder celebrar nuestra propia existencia. Esta dicotomía es palpable en el binomio de canciones formadas por «Enséñame» y «Estamos bien».
Aunque, este disco apuesta por la verdad y por describir un estado realista. El catalán también reconoce sus miedos más humanos en canciones como «Vuela alto» o «Mi bandera». Además, en esta parte del disco también entran las declaraciones sentimentales firmes y certeras como es el caso de «Tú» o «Querer no me queda tan mal».
Para finalizar, hay que aplaudir la inteligencia del cantante para elegir las colaboraciones, las cuales funcionan como idóneas compañeras de camino. Aunque, si tuviésemos que decantarnos por una, sin duda sería «Luces de Ciudad» junto a Álvaro de Luna y Dani Fernández. Sin duda, es un sueño cumplido para muchos de los seguidores de los tres cantantes.