Hay discos que me da mucho respeto comentarlos. Este es el caso de “El árbol y el bosque” el cuarto álbum de estudio de Rozalén. Escuchar este disco, es como una lectura del diario personal de la cantante. La circulación de sentimientos tiene una clara dirección, está compuesto con tinta de verdad desde el interior más profundo de la cantante, para que todos nos sintamos acogidos bajo una nube de sentimientos muy comunes.
Un disco muy completo, lleno de historias que se quedarán para la eternidad. Quiero recordaros que desde el pasado 30 de octubre podéis adquirirlo en vuestra tienda de confianza o escucharlo en las plataformas digitales.
Como en anteriores ocasiones ya hemos comentado los diversos singles, hoy nos centraremos en las canciones inéditas de este viaje por la naturaleza.
La primera de ellas es “A tu vida”. Con gracia, nos invoca como si fuese una bola de cristal un pasado añorado y a un presente crudo. El tiempo lo puso todo en su lugar, pero siempre un hilo rojo nos va a tener unidos a esa historia, a pesar de que esté emborronada por el maldito orgullo.
Ahí es nada con el título de la siguiente canción: “El día en el que yo me muera”. El positivismo desmonta al tabú vestido de Muerte. Las verdades son escupidas con mucha elegancia, directas a dibujar una sonrisa en tu boca.
“La maza”, es todo un clásico de Silvio Rodríguez, al que Rozalén te teje un vestido de desgarro, de fuerza. Bellísima versión.
Proseguimos con “La línea”, un golpe de crudeza, de realidad bebida desde la primera línea del conflicto. Un tema que consciencia mucho más que miles de noticias de telediario, pues trabaja la empatía del oyente. La instrumental, acompaña para ponerle el toque de dramatismo ideal. No habla de nacionalidades, sino de personas con corazón, con derecho a vivir y buscar cobijo, como posiblemente mucho de tus antepasados que viajaron en busca de un futuro mejor. Las preguntas planteadas dan para hacer una buena introspección. Fiel predecesora de “Justo”, que engrandece la grandiosidad de la albaceteña como contante de historias.
Para subirnos el ánimo, tras una canción tan dura, llega “Amiga” junto a Mon Laferte. Es un tema para escucharlo en un tono festivo y en compañía. Una conversación entre dos amigas, que demuestra que no hace falta ser suertudo en el amor para tener una amiga de verdad a la que confiarle tu vida. Cercano a una realidad muy habitual.
La cantante, ha adjuntado un nuevo himno feminista a su disco, en el que la sombra del anterior no pesa, e incluso supera “La puerta violeta”. La percusión marca el camino de la lucha en “Loba”. La idea de matriarcado se palma con las manos. Un himno recién nacido.
Por último, “El paso del tiempo”, es cogerle de la mano a la vida para celebrar las constantes vitales. Los síntomas de envejecimiento son señales de recuerdos. Se apodera de los pies.
Un disco de raíces fuertes como un árbol centenario, que respira folklore.
Sigo manteniendo que lo mejor es escucharlo y dejar que Rozalén te susurre sus historias más íntimas.