“La Llamada” es el primer largometraje dirigido por el dúo artístico de Los Javis. Este fue estrenado en el año 2017 con la imprescindible interpretación de Macarena García, Anna Castillo, Gracia Olayo y Belén Cuesta. Hoy en día puede disfrutarse en Netflix.
En un par de ocasiones os hemos hablado del musical del que parte la idea original de esta película. En estos artículos os hemos recalcado la gran calidad que dota la trama y el buen sabor de boca que deja en los espectadores y, por tanto, la película no es para menos.
La trama se sitúa en un boscoso campamento de monjas. Un par de rebeldes adolescentes se escapan de él. A su vuelta se encuentran con el castigo de la monja encargada de su cuidado. Durante este periodo de castigo, Dios hace acto de presencia para demostrar que el amor es amor, independientemente de a quien esté dirigido.
El elemento más llamativo es la banda sonora, pues abarca varias generaciones con canciones de una variedad asombrosa, pero, a pesar de ello, están unidas con maestría encajando como un puzle perfecto. Parten de Whitney Houston, pasan por el electro latino de Danny Romero y Henry Méndez y terminan por la etapa dorada de Presuntos Implicados protagonizada por Soledad Giménez.



La película está protagonizada por dos monjas que funcionan como antónimos. En primer lugar, está la hermana Milagros, dada vida por Belén Cuesta. De ella se puede destacar su gran empatía con las niñas del campamento La Brújula y su enternecedora inocencia que traspasa la pantalla. A su lado está la pizpireta hermana Bernarda de los Arcos (Gracia Olayo). Esta monja es un auténtico terremoto que con sus acciones desencadena toda la acción de la trama.
Esta película es toda una crítica al ideal arcaico de la Iglesia Católica. Se le acusa con unos argumentos de peso, como por ejemplo el hecho no saber lo que es ser joven ni las preocupaciones reales que invaden la mente de las nuevas generaciones. Este estamento tiene que empezar a desechar su apología a la discriminación si quiere mantener viva la llama de los adolescentes y jóvenes. Personas que no han tenido esta etapa vital no pueden juzgar a otras que se encuentran en este lugar.
El lema de esta película es “la música hace milagros” y muestran como este mágico poder puede curar las heridas de la población. Tan real como la vida misma. Además, tiene una fuerte carga de lucha defendiendo que el amor es amor y que no importa de a quien esté dirigido. La libertad del ser humano parte de ahí.