Jordi Évole se ha coronado como creador de contenido cinematográfico con el documental “Eso que tú me das”. Este, es un regalo para la vida, teniendo un caudal tremendo de optimismo.
Es el último deseo de Pau Donés, una última charla que deja constancia de la importancia de tal exitoso músico para la historia de un país. Los beneficios serán destinados a la lucha contra el cáncer. Bajo mi punto de vista, debería ser de obligatorio visionado para graduarte en la universidad de la vida.
Entrar en un documental de estas características siempre impone. No voy a negar que tragué saliva antes de pisar la sala de cine, con vértigo de ver la muerte en la vida real, un gran tabú en nuestra sociedad. La producción, elegante cuanto menos. No cae en el morbo, y está hecho para que salgas del cine amando tu vida aún más si cabe. La congoja en ningún momento te invade, si no un resorte de energía te abraza las piernas para seguir adelante. Me remito a las palabras del propio cantante para resumir la película: “La vida son dos días y uno lo has pasado ya”.
Los pilares de la hora de visionado son cosas muy básicas: el amor, la vida, la naturaleza… Elementos que nos otorgan el título de animales racionales y que muchas veces les negamos la mirada.
Este documental, es como un ancla a tierra. Otra fuente de vida, como es la música, muestra su cara más verdadera. Reflexiona sobre un arte creado para dar aliento a los demás. Desmitifica a la imagen del ídolo. Algo que el fan muchas veces olvida es que son seres humanos como todos los demás, sólo que ellos utilizan la melodía y el verso en vez de la palabra.
También, hay que destacar la importancia de la naturaleza, que presencia una charla de lo más vitalista como el testigo más comprensivo con el ser humano. Invita a dejar volar la mente.
Este documental es como el plato más exquisito del mundo, que te deja a lo largo del día un regustillo en la garganta que te hace recordar la importancia de disfrutar los momentos más efímeros.
No duden en ir a verlo.