Las películas de superhéroes siempre están asociadas a un claro cliché: el exceso de acción. Cualquier producción dentro del género que no se ciña a ello es motivo de aplauso, pero, en esta ocasión “The Batman”, dirigida por Matt Reeves y protagonizada por Robert Pattinson, va mucho más allá y se puede definir como una auténtica obra maestra.
¿De qué trata? Enigma, un malvado psicópata, atemoriza la ciudad de Gotham dejando un rastro de figuras políticas importantes asesinadas. Todos estos crímenes tienen un mismo patrón: una serie de preguntas que harán que Batman saque su vena detectivesca de paseo.
La duración de la película puede asustar en un primer momento, pues tres horas son motivo de entrar al cine cargados de palomitas y con la vejiga bien vacía, pero en absoluto su extensa duración es motivo de aburrimiento. Precisamente, el halo de misterio que surca la trama desde un primer instante es el principal acierto de esta película. La psicología gana la partida a las peleas épicas y los puñetazos imposibles.
Además, Batman es el superhéroe del pueblo, mostrándose cercano a las personas que realmente le necesitan y con un fuerte sentimiento patriota de su ciudad. Por ello, esta película se puede definir como realista y no una abstracción más fruto del universo de DC.
Acompañando a esta característica se encuentra una estética muy oscura, que plasma a la perfección las primeras palabras de Batman en la película, en la que se describe así mismo como una persona que se encuentra en las sombras de la ciudad. Los claroscuros son el mero reflejo de un Bruce Wayne atormentado, y no solo eso, pues también dejan unas escenas para la historia nunca vistas en la gran pantalla. Por supuesto, este tipo de luz es el punto de encuentro entre el misterio y el espectador.
Además, todo ello es acompasado por unos planos que hacen sentir al espectador como un personaje más de la película. Los saltos al vacío parecen sacados de un simulador virtual que bien podría situarse en cualquier parque de atracciones. Sin duda el vértigo es una sensación satisfactoria para el espectador.
Y os preguntaréis, ¿Qué tal está Robert Pattinson encarnando al conocido superhéroe de DC? El actor sabe plasmar la inocencia que conllevan los primeros pasos de Bruce Wayne por las oscuras calles de Gottham. En los primeros instantes del film parece que el traje crea cierta incomodidad en sus movimientos, pero según avanza la película, consigue empoderarse y andar con un paso imperial.
Por otro lado, Zoë Kravitz como Catwoman es un claro sobresaliente. La actriz se mueve como un gato y es una superheroína al nivel que requiere la tercera década del siglo XXI, con un matiz independiente y empoderador. Ojalá podamos ver más de ella en próximas entregas.
De cara al futuro, Matt Reeves debería continuar siendo el maestro de ceremonias en la vida del hombre murciélago. Ha reinventado todo un universo cosechando buenas críticas y agrandando el núcleo de fans del superhéroe.