• marzo 29, 2024 6:08 am

Cadena Dial y sus artistas «Únic@s» regalaron a Madrid el mejor San Valentín de los últimos años

Únicos Vanesa Martín

La música y el amor son dos palabras gramaticalmente diferentes que coexisten en un mismo espacio sentimental. ¿Quién no se ha enamorado alguna vez haciendo que sus artistas favoritos den vida a su historia romántica? Efectivamente, hemos sido todos. Cadena Dial la pasada noche de San Valentín, celebró el inicio de su gira Únicos en el Teatro Coliseum de Madrid. Una oportunidad de lujo para celebrar el amor.

El telón que dejó al descubierto los grandes himnos que iluminaron la noche, tuvo un nombre propio, Paula Mattheus. La artista dejó claro a golpe de guitarra que el futuro inmortalizará su nombre entre los grandes. Hizo vibrar al público con «Te lo dije de verdad».

La juventud se adueñó de la noche durante los siguientes minutos. Marta Soto meció y mimó al oyente con «Dirás» y un inédito regalo titulado «No fue culpa de nadie» el cual sembrará muchas lágrimas en cuanto sea publicado. Anoche, se ganó la ovación del público.

Posteriormente, una maestra llamada Rozalén propuso al espectador un romántico viaje con una primordial enseñanza. Primero rebuscó en el pasado común con «Este tren» y «A tu vida» para desembocar en la moraleja que dictamina que, para querer, primero hay que quererse a uno mismo; «Y busqué» fue la canción mensajera.

El viento mediterráneo inundó el escenario. Ana Mena revolucionó el ritmo de la noche con «Se iluminaba», «Música ligera» y la versión en español de su candidatura en San Remo «Duecentomila Ore». Además recibió el cariño del público cantando entre el patio de butacas.

David Bustamante tampoco se quiso perder la noche. Engalanó sus himnos «Dos hombres y un destino» y «Me Salvas» junto a Pablo López para despertar los vítores del público. El músico malagueño recogió el testigo de su amigo, volando sobre las teclas del piano y haciendo fugaz un momento hecho por polvos de hadas. «El Patio» y «El Mundo» fueron sus ases en la manga.

Aunque, todavía quedaba mucha noche por delante. Pastora Soler funcionó como una nave espacial que propulsó el espectáculo hasta el infinito y más allá. Sus notas imposibles en «Que hablen de mi» y «Quédate conmigo» aún siguen resonando por mi humilde cerebro.

Vanesa Martín fue la traca de fin de fiestas. Rodeada de sus músicos nos hizo viajar hasta el sur, como brújula que guía almas por el camino vital. «Y vuelo» fue el broche final para una noche de lunes de ensueño.

Laura Salas

Soy fan, luego existo

Por Laura Salas

Soy fan, luego existo

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