Tras el final de «Juego de Tronos» muchos fans de la serie se encontraron con un corazón roto que no sabían como llenar. La serie, que había sido la mejor de la década, culminó bochornosamente y siendo rápidamente olvidada para tristeza de muchos que disfrutamos con las seis primeras temporadas, pero que nos vemos obligados a mencionar cada vez que la recomendamos que «la séptima como si no existiera». Tras el anuncio de «La casa del dragón» muchos fuimos los que anduvimos con pies de plomo ante el anuncio, sin hacernos ilusiones e intentando alargar lo máximo la visualización del capítulo hasta mentalizarnos para ello.
Pero, como si de un embrujo se tratase, la serie me cautivó. No fue hasta cerca de los diez minutos cuando todo comenzó a recordarme a las mejores temporadas de «Juego de Tronos», quizá debido a que el encargado de dirigir este capítulo ha sido Miguel Sapochnik, el mismo que dirigió La batalla de los Bastardos y La larga noche. En ese momento, y tras escuchar la banda sonora tan similar, pero con toques personales, mi estómago comenzó a vibrar, como volviendo hacia el pasado, y a decir «venga, vamos allá de nuevo».
La historia se sitúa 172 años antes del reinado de Daenerys, por lo que estamos vivendo es el origen de la dinastía Targaryen que conocemos y de la que tanto se habló en la primera serie de HBO. Al puro estilo medieval, el rey Viserys I dirige los Siete Reinos desde el Trono de Hierro y, como buen rey, solo tiene dos preocupaciones: las celebraciones y tener un hijo varón. O eso es lo que nos da a entender la primera mitad del capítulo, antes de culminar con un final que consigue enganchar a la espera de la próxima semana.
La serie como tal no cuenta con grandes presentaciones de personajes, bien no es necesario. Raenyra, hija de Viserys, aparece en pantalla aportando una imagen al más puro estilo Daenerys: viajando a lomos de un dragón, despreocupada. Su tío, por otra parte, en menos de una escena ya aporta las características de villano a las que estamos acostumbrados en la saga: ambicioso, narcisista y violento. Unidos a los rasgos de Viserys, un rey que no termina de mostrar su cara, el primer capítulo sienta las bases para un drama con mayúsculas que hará que los fans tengan una libreta a mano para poder ir ligando los puntos que conducen hasta Juego de Tronos.
Pero ojo, no es necesario haber visto la primera serie para poder disfrutar de esta, ni mucho menos. La historia es anterior a los hechos del éxito, y los detalles son pequeños huevos de pascua para los fans más acérrimos a la serie, pero que se pueden disfrutar sin ninguna complicación. Es más, si eres nuevo en el mundo de Juego de Tronos y comienzas por La casa del dragón, no me cabe duda de que, si la dirección sigue por este camino, querrás hacer la maratón de la primera serie. Eso sí, la última temporada…
Cada lunes podremos disfrutar en HBO Max de un nuevo capítulo de esta aventura de dragones y espadas.