• diciembre 1, 2023 1:26 am

Camino a la música de los Oscars II: La sorpresa explosiva de este año, Everything Everywhere all at once

Continuamos con una de las grandes sorpresas de esta gala en varios sentidos, la banda sonora de Todo a la vez en todas partes (Everything Everywhere All at Once), del grupo musical estadounidense Son Lux, la cual va totalmente a juego con la película. Un film de una productora como A24 necesitaba una banda sonora que explorara los límites de tantas cuestiones a nivel sonoro y que tuviera un sonido particular, y parece que solo un grupo de música experimental podía haberse hecho cargo de la labor.

El trabajo de Son Lux en la búsqueda de sonoridades electrónicas con la combinación de un uso continuo de cuerdas con pizzicati mantienen una tensión continua e incesantemente rítmica durante toda la película, pero con unos momentos de verdadera explosión que acompañan a la trama de la misma. La película ya ha sido maravillosamente analizada por mi compañere Phoenix en esta misma web, pero si tuviera que ejemplificar estas explosiones musicales junto a las imágenes del film, solo puedo usar esto:

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Es bastante llamativo cómo el uso de las melodías, en realidad no tan presentes en la banda sonora, ya que intentan generar sonoridades más que temas en el sentido usual del género, buscan un aire asiático, de gran relevancia por motivos obvios en la película, pero que, por suerte, no cae en estereotipos. Simplemente las características asiáticas melódicas parecen estar al servicio del conjunto musical, y no al revés, que hubiera sido la manera sencilla y cómoda de hacerlo. Supongo que el escoger a Son Lux buscaban precisamente esto, la incomodidad y tensión, generando una especie de espacio negativo rítmico que consiguiera que destacaran aún más las melodías cuando tímidamente aparecieran.

Las comparaciones siempre son odiosas pero necesarias, y es por eso que hay que comparar un criterio importante que difiere enormemente entre el trabajo de Williams ya analizado en esta web y el de Son Lux; y se trata de la cantidad de tiempo. En Todo a la vez en todas partes la música podríamos decir que acompaña literalmente a la película, no solo porque ciertos recursos parezcan jugar con ser recursos sonoros de acciones ocurridas en el film como si de sound design se tratara, sino que, al ver la duración completa de la banda sonora, podemos darnos cuenta de que, el que una película de 139 minutos cuente con cerca de 110 minutos de música, hace que sean un producto casi indivisible y que ambas no puedan entenderse si no son apreciadas en su conjunto. Esta cantidad de tiempo de música en pantalla impresiona aún más cuando, y aquí viene la comparación, vemos que la duración de Los Fabelman es de 151 minutos, mientras que la banda sonora, sin contar las repeticiones, al igual que hemos hecho con Todo a la vez en todas partes, sea de unos escasos 30 y pocos minutos.

En lo que a destacar una pieza concreta de la banda sonora se refiere, aunque opino que lo interesante es precisamente el conjunto y evadir tanto un discurso musical como centrarnos en las emociones que nos brinda este producto, quizás me podría quedar, por cumplir la cuota de crítico de hacer selecciones, con «Chapstick». Una pieza corta, cargada de sonoridades experimentales que va mutando en poco tiempo, acabando en una suerte de música de escena de acción más clásica con esos toques asiáticos tan bien llevados que he comentado anteriormente.

Oportunidades de ganar el Óscar: Elevadas.

A pesar de que en un principio parezca una banda sonora bastante alejada de lo usual en los Oscars, la Academia se abre cada vez más a las posibilidades sonoras de la música para las películas. Este camino ya fue abierto, un poco tímidamente si tenemos en cuenta el resto de su obra, Trent Reznor y Atticus Ross (integrantes del grupo Nine Inch Nails) cuando ganaron el óscar a mejor banda sonora por La red social (The Social Network). Esta tendencia al aperturismo a las sonoridades se terminó de establecer como un nuevo parámetro a tener en cuenta en la entrega de premios, cuando la compositora Hildur Guðnadóttir recibió la estatuilla por la muy experimental banda sonora de Joker. Por ello, diría que no solo es mi favorita para ganar el óscar, sino que tampoco tiene otra banda sonora a la que enfrentarse, aunque, quizás, sí otra persona y titán de la industria como Williams por su fama, no por su nominado trabajo.

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