Crítica | “El verano en que me enamoré”: un nuevo chasco

Crítica | “El verano en que me enamoré”: un nuevo chasco

Si no te ha gustado la primera temporada de una serie, es muy complicado que te agrade la segunda. Este fue el pensamiento con el que comencé a ver la segunda entrega de “El verano que me enamoré” y que se me confirmó después de los 8 episodios que la componen.

Esta temporada, disponible desde el pasado 14 de julio, narra las consecuencias de la enfermedad terminal que padece Susannah. Mientras tanto, sus hijos Conrad y Jeremiah se pelean por conquistar el corazón de su amiga Belly.

La primera razón fundamental por la que no me ha gustado la serie, es por la tristeza tóxica que inunda cada escena. En conclusión, la serie está llena de continuos quiero y no puedo que lejos de aportar dinamismo a la trama, convierten en interminables a cada uno de los 8 episodios.

Por otro lado, como he dicho con anterioridad, el latente drama provoca actuaciones carentes de verosimilitud, con un guion lleno de frases dignas de post de Instagram pero que en pocas ocasiones aterrizan en la vida real.

Aunque, hay que aplaudir la gran capacidad para congregar éxitos en la banda sonora de la serie y la brillante elección de colores para arropar la escena.

Laura Salas

Soy fan, luego existo

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