Ahora mismo, me gustaría pegar un cachito de mi alma en esta publicación, ese que me robó la primera vez que escuché este disco y poder acercarme con máxima fidelidad a través de mis palabras a la importancia que tiene este disco en mi vida.
Muchas veces me obsesiono con hacer llegar mis vibraciones y mi forma de sentir a todas las personas, a veces hasta me enfado porque no logran comprenderme. Pero creedme que a veces pienso que esto es un estímulo que brota por mis venas.
Pablo, él es la tecla exacta en el momento oportuno. Aquellas letras que me enamoraron cuando era una canija. Él, apenas acababa de empezar, hoy, llega después de haber corrido mucha vida, de haberse colocado las alas y pasear galante como Unikornio.
Hemos crecido juntos, cada uno ha volado a su manera. La vida ha cambiado desde aquel primer baile, pero sus letras siguen sacando mis lágrimas a bailar.
Podríamos decir que es un disco con tintes de banda cinematográfica, pero no de una película al uso, sino de su vida y de la nuestra. Un vínculo emocional que une al autor con el público y que le da sentido a la palabra arte.
Sí, estoy enamorada de todas y cada una de las instrumentales, de la producción, de las letras, hasta del olor que desprende el disco en formato físico.
Narra el ascenso a un monte llamado “vida” partiendo desde las profundidades, para llegar a un alma fluorescente.
Me lanzo a abriros mi corazón de fan, contándoos los sentimientos que me ha levantado este disco.
Si su hermana “KLPSO”, me dolió y me abofeteó de la manera más bella posible, “KLPSO 2” no podía fallar. Veo el reflejo de la mirada cristalina del malagueño. Yo le miré a los ojos y me quedé para siempre. Abre el telón en un abrazo que sabe a música clásica que vibra de emoción. El juego con los instrumentos de cuerda es indescriptible.
“Tempo” es al comienzo un viaje con el silencio, con un baile susurrado al oído, un juego con destellos de luz. De nuevo la progresión se clava en el corazón, comenzando a cabalgar lentamente para correr desde la elegancia en la llegada del estribillo.
Llegamos a “Imagina tú” donde las contradicciones entre dos humanos hacen poema y crean amor desde la belleza de la compenetración.
Pablo se pide perdón a sí mismo tejiendo sus propias alas de forma laboriosa en “KLPSO” y en “Mariposa” comienza el vuelo hacia el color.
Para mí, “7” es ese contrato imaginario que firmé hace años con el artista en el que prometí que su música me acompañaría hasta la eternidad. Una historia que desprende agradecimiento desde una óptica de niño soñador que ha atrapado lo que más ansiaba. Estremece ver como López sigue manteniendo viva la llama de una primera vez en el escenario en todos y cada uno de los versos.
Después de “7” llega para mí las tres canciones que son la Santísima Trinidad del disco, el broche de oro a una obra maestra.
La primera de ellas es “La niña de la linterna”, un ser mágico y resplandeciente, que siempre humedece mis ojos a pesar de que la conocí hace apenas horas y ya he perdido la cuenta de las veces que la he escuchado. Una promesa de futuro, que invita a perseguir lo que amamos.
El videoclip, es una bella metáfora donde incendia un piano en un lugar de ensueño.
Tras habernos emocionado, “Viba” es la colchoneta elástica que consigue enviarnos al estrellato celebrando el amor. Es puro nervio. No encuentro las palabras exactas para definir la introducción de las cuerdas en este tema.
Para finalizar, “Unikornio” es la pura fluorescencia y el golpe de epicidad perfecto para un fin de fiesta.
Querido Pablo, sigue protegiendo, dejando que tu Unikornio interior siga primaverando el jardín, porque nos da vida.
Este Unikornio no tiene techo y está dispuesto a quedarse de por vida en todas las casas de las personas que quieran acogerlo.