Los libros, son instrumentos creadores de sentimientos. Cumplen su cometido cuando horas después de haber pasado su última página, siguen retumbando por tu cabeza. Este es el caso de “Penitencia” de Pablo Rivero. Ha sido mi compañero de viaje durante esta última semana. Es una lectura llevadera y eficaz en la transmisión de vértigo.
Las descripciones desde un primer momento permiten recrear en la cabeza del espectador los diversos ambientes y parajes en los que se desarrolla la trama. Es un libro palpable, pues en ocasiones, parece que puedes ver con tus propios ojos la escena.
Poco a poco, te sumerge en toda la tempestad que esconden sus páginas. Es un acto del que casi no te das cuenta, y que en más de una ocasión te pondrá el bello de punta.
Desde la perspectiva de actor de Pablo Rivero, nos invita a reflexionar sobre los límites de esta profesión. Permite pasarse al otro lado y ser conscientes de las inseguridades y contras que supone ser una persona pública y reconocida por un público fiel.
Los golpes de guion constantes demuestran el talento de este autor. Desde un primer momento, mantiene el listón por las nubes, sorprendiendo de forma in crescendo. No le vale con solo una ocasión, sino hasta en tres veces conseguirá ponerte el estómago del revés.
El final, nos enseña a no dejarnos llevar por las primeras impresiones, y que siempre hay que conocer una historia hasta lo más profundo para poder juzgarla.
Y tú, ¿hasta dónde serías capaz de llegar por serle fiel a tus ideas?
