En la industria musical española, hay artistas que, si hubiesen nacido unas décadas antes, hoy se estudiarían en los libros de historia. Este es el caso de Vanesa Martín, que desde el pasado 25 de noviembre reinventó los tradicionales conceptos de «Placeres y Pecados» para pintarlos de acento malagueño.
Se trata de un disco que nos enseña a decir un adiós matizado por todos los sentimientos que conlleva un acto tan humano. El miedo y el dolor así como los naturales sentidos que guían hacia el placer o hacia el pecado, interceden en estas historias de figuras retóricas firmes. Ejemplo de ello es «Dos erizos» donde se puede percibir la latente esencia de este disco.
Después de la marcha, llega el espejo donde se refleja el dolor. Vanesa es honesta y trata al amor con mimo, pese a estar completamente roto. Aunque, esto no es motivo para que los versos no lloren por si solos y arañen el corazón. «Punto y coma» junto a «Mejor de lo que contaste» o «Cuando no estabas» lo demuestran.
Además, hay que reseñar que este disco saca la mejor versión de la esencia de Vanesa Martín. Es capaz de derribar intermediarios y calar en la piel con la soltura del directo. «Marzo» demuestra su raíz, pero el colofón de calidad que supone «Álgebra» no se queda atrás.
Para finalizar, no hay que olvidar las canciones con un vaivén sentido y elegante, con una melodía risueña. «Dinamita» y «Toscana» asumen el reto con soltura.
