Por todos es sabido que el descanso de la Super Bowl es un espacio donde todo puede pasar. El espectador se sienta en el sofá buscando la fantasía y es recompensado por un espectáculo audiovisual sin límites ni fronteras. Este suceso se incrementa cuando una diva del pop se sube al escenario, como ha sido el caso de este año.
Rihanna ha regresado a los escenarios por todo lo alto, hecho que se podría presagiar desde los primeros instantes, puesto que la artista reflejaba en su propia mirada felina las ganas de devorar el estadio de fútbol americano. Sobre unas plataformas dignas de ensueño, la artista junto a su cuerpo de baile derrochó carisma con “Bitch better have my money”.
Posteriormente llegó la dosis de electricidad de “Where have you been”. Los bailarines del show orbitaban alrededor de la exitosa cantante como soldados dispuestos a conquistar el mundo. Instantes después, la NFL demostró que a realización no les gana nadie, explotando el impacto de los cinematográficos planos en “We found love” y “Rude boy”.
Para cambiar de parte del escenario, Rihanna fue capaz de parar el tiempo con “Wild thoughts”, instantes después el escenario se convirtió en más inmenso si cabe con “Pour it up”.
La fase final fue el más difícil todavía, puesto que la cantante consiguió que entre las miles de personas presentes del directo se sembrase un ambiente cálido e intimista. Nuevamente, las plataformas regresaron para mecer a “Umbrella” y “Diamonds”, mientras que las luces del público y los fuegos artificiales fueron testigos de una nueva Super Bowl histórica.
