Cualquiera que vea una serie protagonizada por Jeremy Allen White seria propenso a pensar que es una serie en la que el drama es la protagonista. Y no les falta razón. The Bear es una de las series estrella de Disney + en la que la característica principal es el estrés y las complicaciones en las relaciones personales. Un poco de Shameless pero con más vergüenza y cultura. La compañía de Ayo Edebiri bien podría indicar el toque despreocupado, pero no es del todo así. La actriz lleva la seriedad a la serie a la par que otras emociones que necesitan repartirse en el elenco para poder sobrellevar dicha carga.
Lo dicho, ‘The Bear’ es una serie en la que reina el estrés. La serie nos mete directas en el interior de un restaurante a la deriva que intenta salir a flote, llevando consigo a los tripulantes, cada uno viviendo su propio naufragio. Lo llamativo es que se esfuerza en mostrar el nivel de cocina, cómo viajan de hacer bocadillos hasta llegar al nivel de platos dignos de estrella, obviamente con todo el proceso que eso lleva. Es una serie que a los cocineros les puede resultar atractiva al mismo nivel que le puede resultar atractiva a los fans de la gente desestructurada.
Sin embargo, tampoco pasa nada del otro mundo. Los episodios son cortos y a veces sientes que podrías ponerlos de fondo y ya. El mayor peso del argumento viaja entre los últimos capítulos de la primera temporada y los últimos de la segunda mientras que el resto pasan, sin más. Algunos ayudan a creces a sus personajes, como en el que Richard (Ebon Moss-Bachrach) descubre su nueva vocación y cambia casi por completo su personalidad. Sin embargo, con lo que respecta a Carmen, el personaje principal, la sensación general es que se siente obligado a estar mal (pese a que, con todo lo que ha vivido, está más que justificado que lo esté).
En resumidas cuentas, es una buena serie, sí, y sabe llevar los capítulos sin hacerlos pesados y contando con algunos de mucho nivel. Su mayor punto a favor es la información con respecto a todo el tema alimenticio y restauración, que le da tanto protagonismo al plato como a su creador. Al reparto no se le puede poner un pero, y quizá eso sea lo más característico y lo que ha llevado a la confirmación de su tercera temporada.