El pop-rock es mucho más que un estilo musical y alcanza los parámetros de forma de vida. Para ello, hace falta tener una chispa canalla y un carisma indiscutible. Sin duda, Álvaro de Luna cumple con ello y lo ha aplicado a su segundo disco. El resultado puede definirse como una brújula, que le ha permitido al artista sevillano encontrarse con la mejor versión de si mismo en temas como «Rockstar» o «Portarse mal».
A nivel de letras, nos encontramos con un disco sincero, que mira de frente y a los ojos de los oyentes del artista. Sin duda, se ha desnudado emocionalmente y este regalo nos ha llegado a la «patata». «Todo contigo» o «Tu nombre» ya son patrimonio de todos los enamorados.
Por otro lado, se puede definir como un conjunto de letras vitalistas que animan a romper con la cotidianeidad individualista y disfrutar del contacto con los seres queridos. Bajo mi punto de vista, «Cuatro días» o «Toda la noche» son la máxima expresión de ello.