El oro y el show camuflan el dolor y se transforman en el grueso hilo de la nueva historia narrada por Belén Aguilera. La artista se viste de color arropada por la potente piel del “Camaleón”. Por todos es sabido que la cantautora contiene en sus canciones una interesante filosofía que con este disco adquiere una nueva dimensión. Primero lanza al mercado un empoderado canto y luego se desnuda contestándose así misma. Por lo tanto, en resumen, se puede decir que la joven cantautora es pregunta y respuesta y, en consecuencia, es musa y es música.
“Camaleón” tiene un tinte hechizante gracias a un sonido discotequero y sorprendente. La artista brilla con un recital de seducción y elegancia. Pero, como no podría ser de otra forma, el glamour esconde un duro mensaje. Aguilera protege su tristeza y miedos detrás de los focos que funcionan como la gruesa piel del camaleón repeliendo a sus depredadores.
El videoclip es una auténtica joya, pues además de contar con un grupo de famosas Drag Queens, saca sus mejores armas para derribar el heteropatriarcado.
Este fulminante espectáculo ha llegado hasta nuestros oídos junto a una respuesta en forma de canción llamada “camuflo”. Este sencillo retoma a la perfección la esencia de “Camaleón” con un tinte electrónico, pero desnudando su alma y despertando nuestro lado más emotivo. El piano marca de nuevo las constantes vitales, mientras la artista explica las razones que le han llevado a ser este tipo de reptil.
Es admirable la capacidad que tiene la artista para provocar sentimientos antónimos con dos canciones tan estrechamente unidas. La matrícula de honor nació para ella.