El Diablo se viste de Prada es una película basada en la novela de Lauren Weisberger del mismo nombre. Estrenada en 2006 y bajo dirección de David Franklen y guion de Aline Brosh McKenna. La película muestra la vida de la joven Andy Sachs, quien acaba de graduarse y comienza a trabajar como asistenta de Miranda Priestly, la CEO de una gran revista de moda. Durante la película, hay diferentes personajes que reaccionan a la nueva posición de Andy y sus responsabilidades. Estas reacciones varían según las diversas relaciones que tienen los estadounidenses con el equilibrio de su trabajo y su vida personal.
Existen dos principales posiciones en lo que se refiere a este equilibrio. Primero, la protagonista, Andy, y sus seres queridos, tienen una perspectiva cínica para con sus trabajos; como personas jóvenes que acaban de comenzar sus vidas profesionales, todavía no han alcanzado sus sueños. Los trabajos únicamente existen para obtener dinero, tal y como dicen ellos al comienzo del film: Brindis por los trabajos que pagan el alquiler. Sus trabajos no son el centro de su vida. En serio, mira este cuchitril en el que trabaja Nate. Expresa su amiga, Lily, sobre el novio de Andy, Nate. Y ella trabaja en esa galería haciendo… eh… […] ¿Qué era lo que hacías? Continúa Nate sobre Lily.
En el lado contrario están Miranda, Emily y Nigel; todas personas que insisten que el trabajo de Andy es una posición codiciada, cuyos trabajos son maravillosos y, por encima de todo, son personas que adoran trabajar. Emily insiste que a Andy debería fascinarle su trabajo, Nigel critica a Andy por quejarse dado que la revista para la que trabajan, Runway, es más importante de lo que ella cree. Este grupo de personas se dedica completamente a su trabajo. Consideran que su trabajo es importante y aman realizarlo.
Tal y como muestran estos individuos, existen dos filosofías respecto al trabajo que son relevantes a esta película: Trabajar para vivir y vivir para trabajar. La primera compartida por Andy y sus amigos, mientras que Emily, Nigel y, por encima de todos, Miranda, adoran sus trabajos.
Andy es el personaje dentro de la película que refleja los pensamientos de la audiencia. Como la audiencia no conoce el mundo de Runway, tampoco lo conoce Andy. Según trabaja en la oficina de Miranda y se acomoda al entorno, el público conoce a los personajes que le rodean. Andy desarrolla una amistad con Nigel y comienza a comprender a Emily; ambas personas que han dejado sus vidas personales a un lado para avanzar en su trabajo, dado que esto es lo que les aporta felicidad y satisfacción. Esto es extremadamente similar a las actitudes de las personas que sufren de adicción. Dejar atrás cualquier aspecto de su vida para enfocarse en totalidad en su adicción. Nunca vemos a Emily en su propia casa, de hecho, la única instancia en la que se ve a Emily fuera del trabajo es cuando es ingresada en el hospital. También es la primera persona en el trabajo. En el segundo día de trabajo de Andy, recibe una llamada a las 6:15 de Emily, quien está ya en el trabajo y reclama que Andy debiese haber llegado ya. Emily es un claro caso de adicción al trabajo, considera su trabajo como la única fuente de felicidad en su vida y cuando un detalle pequeño falla, su frustración aumenta. Esto lleva a un ciclo de perfeccionismo, ansiedad e infelicidad.
Miranda es la mayor representación de esta realidad. Su vida gira entorno a su trabajo. Se muestra que tiene dos hijas y se ha casado dos veces. Sin embargo; no hay ninguna duda de la adicción al trabajo de Miranda. Es algo esperado de la Jefa Editora de una revista tan grande como Runway, revista basada en la real Vogue. La gente no sólo está de acuerdo con su adicción, sino que lo anima. La misma Miranda está orgullosa de su absoluta devoción a Runway, no hay persona más adicta al trabajo que Miranda: La verdad es que nadie puede hacer lo que hago yo. Durante los dos primeros actos de la película, Miranda es una persona fría que tiene su vida arreglada. Miranda es un modelo a seguir, la jefa moderna que es una madre, una esposa y una trabajadora que lo hace todo bien. Es perfecta a los ojos de sus trabajadores a pesar de su personalidad fría y maleducada. El ideal del trabajo duro de Miranda es digno de admiración, pero su afán sin lugar a dudas por sacrificar otras partes de su vida para el beneficio de su vida profesional es lo que verdaderamente la define. Especialmente porque sufre por sus decisiones y recibe dolor emocional, mental y físico.
Cuando la audiencia ve a Miranda en su estado más vulnerable -cuando pelea con su marido, Stephen- la cámara apunta a su cara para enfocarla en primer plano. El movimiento de cámara y la elección de composición muestra la vulnerabilidad que siente Miranda en estos momentos. Con la primera mirada a la vida personal de Miranda, su fachada es destruida. Su marido es infeliz porque se siente ignorado en comparación con el amor de su esposa hacia su trabajo. Miranda es una perfeccionista, plagada por ansiedad y deseo de hacer bien su trabajo. Sabe perfectamente que puede hacer su trabajo; por eso es perfeccionista consigo misma y con todos los que le rodean. Espera que todos sacrifiquen tanto como ella.
Igual que las adicciones al trabajo, el burnout se ha vuelto parte de la sociedad estadounidense. El burnout es, generalmente, el punto límite de la adicción al trabajo, aunque puede llegarse a él sin una adicción. Es lo que comúnmente se conoce como tocar fondo. Esta es la razón por la que cuando la audiencia conoce a Miranda, nunca esperarían que su actitud refleja un burnout. Sin embargo; su actitud encaja perfectamente con el definido síndrome de burnout. Existen tres tipos definidos de burnout: frenético, poco-desafiado y desgastado (Montero). La vida de Miranda está enfocada en su trabajo, por lo tanto, está extremadamente involucrada. También es la editora jefe de la revista, por lo tanto, es extremadamente ambiciosa. Las principales características que definen el subtipo frenético son la involucración, la ambición y una sobrecarga de trabajo. Miranda muestra todas estas propiedades.
Tal y como ha sido observado, la película El Diablo se viste de Prada muestra con precisión la realidad de la adicción detrás de la sociedad estadounidense, así como sus posibles consecuencias, con el mayor riesgo siendo el burnout. El arco de Miranda en la película llega a su conclusión cuando acepta que Andy no tiene los mismos sueños y deseos que ella. Reconoce sus logros, pero considera que sus decisiones son necias, Miranda todavía considera que su vida es la mejor tal y como es y continuará viviendo su vida en un ciclo de adicción al trabajo y burnout hasta que sea capaz de reconocer sus errores y finalizarlas.A pesar del tono generalmente positivo de la película, la adicción al trabajo no es admirable; es una adicción comparable al alcoholismo o una adicción al juego. Es un problema real con riesgos físicos y mentales. Fundamentalmente, El Diablo se viste de Prada no deja atrás las dificultades emocionales de Miranda y Emily. Muestran sus realidades y cómo la adicción al trabajo y el burnout son, tal y como se ha podido comprobar, problemas reales que deberían ser reconocidos.
BIBLIOGRAFÍA
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