Y ya pasó. La Gran Final de Eurovisión ocurrió y la noche más bonita del año terminó… aunque, para muchos, este año debería de llevar otro adjetivo. No ha sido, digámoslo finamente, un año en que la mayor parte del público haya salido contento. La ganadora, Suecia, no parecía tenerlo fácil para posicionarse en lo más alto, y, sin embargo, el jurado silenció a toda Europa.
Loreen ha vuelto a ganar y ha hecho historia. Tras su victoria en 2012 con Euphoria ahora llega Tattoo y lo borda también. Pese a que el televoto estaba con Finlandia, los sabios ya habían hablado. Pero mejor no mentar mucho al televoto, uno de los más (si no el que más) extraños de los últimos años. 5 puntos, la menor puntuación, a Blanca Paloma—canción admirada por la mayoría de participantes y selecciones. Noruega, otra de las favoritas, remontó gracias al voto del público de la misma forma que lo hizo Finlandia. Francia y Austria, siendo de las más escuchadas fuera del evento, una nueva decepción en número de votos. La Zarra lo expresó bien, así que no vamos a hacer mucho más incapié. Bueno, sí, decir que la última posición de Alemania ha sido lo más falso de toda la gala… y eso que hay por donde escoger.
Pero volvamos a lo positivo, que Eurovisión es para unirnos. Lo bonito del festival siempre es conocer a artistas nuevos. Y es que lo cierto es que pocas veces el ganador termina siendo la canción más escuchada. Todo el respeto a Loreen, pero el mundo sabe que Käärijä y su Cha Cha Cha van a ser lo más escuchado este año. Igual ocurrió en 2022 con Chanel o con Rosa Linn y su Snap que pasaron de ser el puesto 22 en el festival a una de las canciones más escuchadas del año.
Así que, lo dicho, disfrutemos de la música y a preparar el viaje a Suecia que toca ir al lugar que recibe Eurovisión como fiesta nacional. Como tiene que ser.
Imagen de la portada Sarah Louise Bennet, Eurovision.