Julia Medina posee un ángel en su garganta, con el que ha inventado una gama cromática vocal muy diferente a la que suenan en las radios. Ser diferente la hace poderosa y prometedora. Con tan solo dos discos de estudio publicados, tiene una de las mejores plumas productoras de versos. Es capaz de sacar brillo a las metáforas, pero también ser directa y penetrar en lo más profundo del corazón.
Para los que no la conozcáis, es una cantante gaditana que se dio a conocer en el famoso programa televisivo Operación Triunfo, más concretamente en la edición del año 2018. Allí desplegó todas sus armas experimentando todo tipo de estilos, pero manteniéndose siempre fiel a su esencia como artista. Puso el alma a su edición con momentos tan emocionantes como su interpretación de “Sober” o de “Ya lo sabes”.
En su primer disco somos partícipes de una cierta oscuridad, donde su voz nos mecía en suaves compases con duras letras. Aunque, se podía observar un sonido canalla en temas como “No me despedí” o “El circo” donde la gaditana sacaba su garra para conquistar a todo el mundo.
Esta garra se ha teñido de un negro rockero en su segundo disco, titulado “Epicentro” en donde se puede disfrutar de una maravillosa progresión. La artista no se ha conformado solo con emocionar, sino que se ha atrevido a bailar con sus propios miedos inmortalizándolos en sus canciones.
A Julia hay que vivirla en directo, cuando parece que la guitarra es una prolongación más de su cuerpo y el público son miembros de su familia. Dispara verdad.