¿Conocéis esa sensación angustiosa cuando queréis dejar una película a medias? Pues bien, ese ardor de estómago es el que he tenido con la película inspirada en Eurovisión, a pesar de ser una gran amante del festival. Hay que recordar que el film está disponible en Netflix.
La base principal de la película es el fracaso y todas las consecuencias que esto conlleva. ¿Originalidad? Ninguna, ya que podría ser cualquier película de sobremesa con la que echarse la siesta.
El guion, es bastante forzado, teniendo puntos muy inverosímiles. La expresión de los actores es digna de comedia absurda y no de tributo al festival.
Aunque a estas alturas del artículo os pueda parecer increíble, he conseguido sacarle puntos positivos. Lo primero es el brillo de los paisajes islandeses. Por otro, es la elección de la música. Además de contar con himnos y anteriores concursantes, siguen la estética del festival de una manera más que correcta teniendo unas puestas en escena increíbles que nada tienen que envidiar a las reales.
¿Realmente ofrece una buena imagen del show eurovisivo? Bajo mi perspectiva, es un rotundo no: estereotipos negativos y relaciones basadas en el interés llueven a mares durante la duración de la producción. Se ríen constantemente del festival.
A parte, tengo que sacar mi lado feminista. Hay varios comentarios machistas sobre la protagonista, denominándola como “juguete” o ignorando por completo lo que la hace feliz siempre estando ligada a un varón.