


La película se basa en como vive el día a día un poeta, llamado Paterson. Mediante símbolos que el resto de seres humanos interpretamos como banales, a él le surgen ideas para componer sus propios poemas. El ejemplo que se pone en la película es la caja de cerillas a partir de la cual escribe la primera obra mostrada o incluso la cerveza de la que disfruta cada noche en el bar en donde asegura encontrar la felicidad.
El código utilizado por el artista no es más común entre los hombres. En un momento de la película, en uno de los fragmentos de una obra, teme que su mujer le deje por no comunicarse como los demás. A partir del lenguaje poético canaliza sus pensamientos más profundos. Cuando el perro rompe su libreto utilizado a modo de poemario, se queda sumido en una confusión absoluta vagando sin rumbo alguno. En conclusión, si a los humanos nos quitasen la palabra, perderíamos nuestro motivo existencial, por lo que al personaje interpretado por Adam Driver le pasa algo similar.
La escena final es bastante simbólica, y podemos llevarla a las épocas más primarias del ser humano cuando se descubrió el alfabeto o el papel. Un nuevo mundo abre sus páginas en blanco para que el protagonista las complete con su arte, retomando de nuevo su forma de vida. Además, se cruza con otro aficionado a la poesía que le habla de otros artistas con características muy similares a las suyas, por lo que el triunfar está en sus manos.