Poco a poco, vamos descubriendo los diversos pétalos que compondrán el primer disco de Agoney. Optando por una cocción muy inteligente, el artista va fraguando a fuego lento sus temas, sacando auténticas maravillas. Resulta muy interesante ver como va creciendo poco a poco. Por supuesto, ese álbum se va a ganar un puesto en mi estantería.
El control vocal es pleno, cambiando como quien pasa al frío al calor, provoca un cúmulo de sensaciones increíbles. En resumen, decir que su garganta tiene mucho poder.
Comenzando desde una templanza encantadora, comienza a desplegar sus alas con sus agudos irresistibles para explotar envuelto en una magia épica. Los tres minutos de canción son una lucha entre estas dos facetas que hacen un conjunto de 10. Por supuesto, resaltar los coros del final del tema, que elevan al oyente (aún más si cabe) hacia los cielos.
La letra, es como un Ave Fénix de lo más vitalista, que invita a amar y a volar. Se acabó sufrir, se acabó el rencor. Una explosión de color frente a los otros singles.
Dicho esto, el videoclip pese a su sencillez capta la esencia del paso de la oscuridad a la libertad fuera de pesos innecesarios como el anteriormente mencionado, rencor.
Poco a poco, el canario, casi sin darme cuenta, me ha ganado por completo.